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Artur Mas: «Ya no hay armas para reprimir el soberanismo»

El presidente catalán no convocará la consulta a corto plazo.

El presidente de la Generalitat, Artur Mas.

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cristian reino | barcelona
León

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El presidente de la Generalitat de Cataluña firmó ayer el decreto de disolución del Parlament y de convocatoria de elecciones, y llamó a los catalanes a votar «sin miedo» el 25 de noviembre porque «nadie podrá utilizar las armas contra la voluntad de un pueblo que decida pacíficamente y por grandes mayorías».

El jefe del Ejecutivo catalán se apresuró a matizar que la mención a las armas era en sentido figurado y como sinónimo de los intentos por atemorizar a la ciudadanía. Frente a las «amenazas», Mas reclamó pulcritud democrática, pacífica y de buenas maneras. Porque, a su juicio, todas las voces que se escuchan en los últimos días, tanto desde Madrid como en Cataluña, en las que igual se apela a la Guardia Civil, al Código Penal, a la expulsión de Cataluña de la UE, que se recuerda los empresarios que podrían salir de Cataluña por la incertidumbre independentista, no son más que expresiones de una «estrategia del miedo», que era más propia de épocas pasadas en las que hubo «muchas generaciones que pasaron la vergüenza de un estado dictatorial».

Por fortuna, agregó, esos tiempos están superados y «nadie puede tener miedo a la democracia», remató.

Mas lleva semanas hablando de que hay que tomar decisiones excepcionales en situaciones excepcionales porque lo que está en juego en las próximos elecciones es la configuración de un ‘Parlament’ que dirija el proceso hacia la convocatoria de una consulta, en la que la ciudadanía deberá opinar por primera vez en la historia sobre el Estado catalán. «Estas elecciones (del 25 de noviembre) son el primer paso hacia la libertad de Cataluña», proclamó en un tono cuasimitinero pese a la solemnidad del momento de disolver el Parlamento autonómico y convocar elecciones anticpadas. Ha llegado la hora, prosiguió, de reclamar una «cierta emancipación».

El jefe del Ejecutivo catalán señaló además que la transición nacional que ha impulsado al calor de la manifestación de la Diada no lleva, en contra de lo que muchos puedan pensar, ni a la «secesión» ni a la «separación» ni a la «ruptura», pues hoy en día las «soberanías son compartidas».

«Es un proceso evolutivo», expresó, aunque a continuación admitió que «nadie puede sabe qué consecuencias puede tener».

Sin precedentes

Y es que la independencia de una parte de un estado de la UE no tiene precedentes, de ahí que aún haya muchos cabos por atar. Por ejemplo, qué pasará con la pertenencia de Cataluña a la propia Unión. «En ningún sitio está escrito que Cataluña pueda ser expulsada de la UE y del euro», dijo. Y citó a la comisaria de Justicia europea, Viviane Reding, quien en una entrevista señaló ayer que ningún marco legal —la Convención de Viena incluida— estipula que una Cataluña independiente quede fuera de la Unión Europea.

En cualquier caso, y aunque Mas se comprometió el sábado ante los militantes de su partido a acelerar el proceso de la transición nacional, ayer reconoció que no se plantea convocar la consulta a corto plazo.

«Estos procesos requieren grandes mayorías, mayores de las que tenemos en estos momentos», afirmó. De momento, para que pueda celebrarse, además de grandes mayorías, precisará de un acuerdo con el Gobierno para que autorice su celebración o que el nuevo ‘Parlament’ que surja de las elecciones acabe de desarrollar la ley de consultas catalana.