Diario de León

Rubalcaba se siente «unánimemente» respaldado por la Ejecutiva del PSOE

Asegura tener una «muy buena relación. personal» con Griñán pese a las tensiones.

El líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.

El líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.

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paula de las heras | madrid
León

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No fue la ejecutiva más apacible de la historia, pero tampoco se montó la de San Quintín, como la tensión acumulada en los últimos días podría haber hecho esperar. Todo sigue igual tras la primera reunión de la dirección federal del PSOE posterior al batacazo electoral del 21 de octubre en Galicia y el País Vasco. Alfredo Pérez Rubalcaba y José Antonio Griñán por fin se vieron las caras y los recelos alimentados con declaraciones ambigüas de un lado y suspicacias del otro sobrevolaron el ambiente. Pero poco más.

Ni se cerraron calendarios para la celebración de las conferencias en las que se debe fraguar el proyecto alternativo al PP, ni mucho menos se decidió el momento adecuado para la convocatoria de primarias. «Como secretario general me he sentido unánimemente apoyado, y en la misión que tenemos como dirección también», dijo raudo Rubalcaba, antes siquiera de que nadie le preguntara sobre el asunto en la comparecencia posterior al encuentro.

No era difícil porque la actual es una ejecutiva con escasísima representación de quienes en su día se opusieron a la designación del ex ministro del Interior en el 38 Congreso. Pero diversas fuentes aseguran que tampoco el presidente del partido, en estos momentos referente de un etéreo sector crítico, optó por el discurso combativo.

Griñán reiteró a puerta cerrada lo que ya había dicho previamente en público: que no cree que sea momento de hacer reflexiones de tipo «orgánico» ni de discutir sobre nombres, y que tampoco considera que exista un problema con la línea de oposición desarrollada hasta ahora; que lo que arrastra el PSOE es un problema de credibilidad.

Es decir, nada muy distinto al discurso de Rubalcaba. La diferencia es que esta vez no remató con el desconcertante «nunca sé lo que voy a hacer hasta que llega el momento» que tantas especulaciones despertó sobre sus aspiraciones de liderar el partido.

Lo cierto es que nadie del núcleo duro pidió explicación alguna en la ejecutiva sobre aquel comentario. Y eso que llevaban días rumiando su disgusto por una actitud que no terminan de comprender y cuyo objetivo último desconocen.

Ahora toca jugar al disimulo. Y Rubalcaba lo hizo durante toda una comparecencia en la que llegó a afirmar que él y el presidente del partido tienen «muy buena relación personal», un hecho que no le impidió lanzar una pulla de regalo, como quien no quiere la cosa. «Hay quien hace de esas cosas fácil arrepentimiento; yo prefiero ser más prudente», dijo.

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