Rajoy no pedirá el rescate este año pero no descarta hacerlo más adelante
Rubalcaba critica la lentitud del presidente del Gobierno en la toma de decisiones.
«A veces no hay decisión más difícil que no tomar una decisión». Con esta frase, Mariano Rajoy glosó ayer en el Congreso la dura batalla que libra en su fuero interno sobre si debe pedir o no a la Unión Europea el rescate de la economía española.
La comparecencia del presidente del Gobierno en el Congreso, la primera en mes y medio, para informar sobre el Consejo Europeo celebrado el 18 y el 19 de junio, sirvió para constatar la inquietud que la posible petición de ayuda a Bruselas genera entre todos los grupos parlamentarios.
Fuentes del Gobierno aseguraron que Rajoy ya ha descartado pedir el rescate en los dos meses que restan para finalizar el año. Una decisión motivada por las actuales cotas de la prima de riesgo que, aunque elevadas, no se encuentran en los estratosféricos niveles del verano pasado. Además, el Ejecutivo destacó que España ya ha colocado alrededor del 96% de la deuda que tenía previsto emitir a medio y corto plazo este año, es decir, que su exposición a los mercados será mínima. Un paso firme que el propio Mariano Rajoy dulcificó desde la tribuna del Congreso.
«A mi nadie me habrá odio decir nunca que yo renuncio a utilizar este instrumento», indicó en un mensaje claro al exterior para evitar turbulencias. El mecanismo que permite al Banco Central Europeo comprar deuda soberana a los países de la Unión Europea con problemas de financiación se ha convertido en una especie de corta fuegos contra los especuladores. or ello, según el presidente español, es muy bueno que «esté ahí».
Rubalcaba ataca
Rajoy, en su primera intervención de la mañana ante el pleno del Congreso, eludió la cuestión del rescate, pero el resto de los portavoces parlamentarios sacó a colación este debate. Muy irónico se mostró Alfredo Pérez Rubalcaba. Dijo creer a Rajoy cuando dijo en Bruselas que ningún presidente europeo le había interpelado sobre si reclamaría o no este auxilio financiero, «pero en cuanto usted sale de la habitación, todos hablan del rescate de España», apostilló el secretario general del PSOE.
El presidente del Gobierno, durante su réplica, aclaró que si el año que viene considera que el rescate «es bueno para los intereses de los españoles no tengan dudas de que lo solicitaré».
Rajoy, por lo tanto, avanza una casilla, aunque sin abandonar la ambigüedad sobre el desenlace final. Una estrategia que, de momento, contenta a los inversores.
La oposición, sin embargo, le reclamó más concreción. Rubalcaba auguró que el auxilio financiero de Bruselas acarrearía nuevos ajustes impuestos por Bruselas que afectarían a las pensiones y a la prestación por desempleo.
El rescate se convirtió en el meollo de un debate que debió girar sobre si los acuerdos del último Consejo Europeo beneficiaban a España. Rajoy se mostró «moderadamente satisfecho» con los avances en la unión bancaria y en general y, en la recapitalización directa de los bancos, en particular.
Rubalcaba refutó este diagnóstico, al igual que el resto de portavoces de la oposición. Fue, a su juicio, un mal consejo para España porque como consecuencia de la lentitud en la toma de decisiones de Bruselas, los 40.000 millones de euros del rescate de los bancos españoles computarán como deuda de España. El líder socialista reprochó al presidente del Gobierno que haya restado importancia a este hecho al afirmar que no era tan grave para los intereses del país, porque los 40.000 millones de la recapitalización de la banca tan sólo equivalían a cuatro puntos del PIB.