Mas: «Este proceso no lo parará nadie, ni tribunales ni constituciones»

Artur Mas va en serio. Frente a los que creen que no llegará hasta el final en su camino hacia el estado propio y que se conformará con un acuerdo rebajado con el Gobierno central, el presidente de la Generalitat se mostró ayer muy contundente en la defensa de su proyecto soberanista.

A menos de una semana para el inicio de la campaña electoral, en un mitin de su partido, el candidato de CiU afirmó que el proceso hacia la independencia que ha emprendido, y que tendrá su primera estación en los comicios del 25 de noviembre, no lo podrá «frenar nadie», ni siquiera «los tribunales ni las constituciones». Mas, que concurre a los comicios con el objetivo de estado propio para el 2020 y la promesa de celebrar un referéndum de autodeterminación en los próximos cuatro años, respondía de esta forma al Gobierno central, que ya le ha advertido de que el plebiscito que propone es ilegal, que no cabe en la Carta Magna y que si optara por celebrarlo a través de la ley de consultas catalana, que el Parlamento autonómico aprobará en cuanto se constituya, podría aplicarle el Código Penal.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, señaló hace semanas que existen instrumentos jurídicos para impedir la consulta y que el Ejecutivo central está dispuesto a utilizarlos, de tal manera que Artur Mas podría ser denunciado por prevaricación y desobediencia.

Toque a Duran

Mas situó todas estas advertencias en el discurso del miedo, la bronca y la confrontación y afirmó que a Cataluña le ha llegado la hora de ejercer el derecho a decidir. Con sus palabras, Mas daba también un toque de atención a Duran i Lleida. El líder de Unió, que no estuvo presente en el mitin de CiU en Barcelona, rebajó el viernes un ápice las aspiraciones soberanistas de la federación nacionalista cuando se mostró partidario de llegar a acuerdos con el Ejecutivo central «que permitan a Cataluña tener un estatus propio» sin llegar a la independencia y dudó de que la consulta pueda celebrarse sin el visto bueno de Madrid.

«La fuerza de la democracia y el civismo no la puede frenar nadie y se acaba imponiendo», señaló Mas, que durante las últimas semanas ha hecho oídos sordos de los avisos procedentes de Madrid y ha señalado que la consulta se hará sí o sí. Su intención es que sea en la próxima legislatura. El presidente fijó ayer, en una entrevista en el diario Ara , el año 2014 como la fecha en la que quiere convocar a los catalanes a votar sobre el estado propio. No obstante, el compromiso que surgió en septiembre en la resolución del Parlamento autonómico le da cuatro años más de margen.

Amenazado

«Irán a por mí», dijo el candidato de CiU. «Intentarán desestabilizarme, no será fácil para mí, pero estoy dispuesto a hacer el camino hasta el final», se conjuró ante una amplia representación de los interventores de CiU en las próximas elecciones.

Por todo lo anterior, Mas dijo estar convencido de que el proyecto solo llegará a buen puerto si CiU obtiene una mayoría muy contundente el 25-N.

«Si en las próximas elecciones catalanas se demuestra que hay un clamor del pueblo, el proceso de Cataluña no lo podrá parar nadie, esto es lo que nos jugamos en las urnas», señaló.

Mas apeló al voto útil y «prestado» de personas que simpatizan con ERC, PSC o el PP, «porque no se puede encabezar un proyecto de esta magnitud sin un liderazgo fuerte».

CiU parte como gran favorita en los comicios. Así lo indican todas las encuestas publicadas hasta la fecha, que concluyen también que la federación nacionalista está cerca de la mayoría absoluta. Sin embargo, aún le faltan algunos escaños, entre 2 y 6, según el sondeo que se tome como referencia.

«Necesitamos una mayoría muy clara, porque cuando nos miren desde Madrid, Bruselas o Washington querrán saber si el país quiere un liderazgo fuerte para seguir este proceso», aseguró Artur Mas. Si CiU no obtiene la mayoría absoluta podría tirar adelante su proyecto soberanista con una ERC que está eufórica con las encuestas, pero la federación nacionalista sudaría la gota gorda para aplicar sus políticas liberales, con nuevos recortes incluidos. Hasta ahora lo hacía de la mano del PP. Lo que está por ver es si lo haría también con Esquerra.