Ponferrada reúne 20.000 voces
La marcha concluyó con una concentración en la plaza del Ayuntamiento. Una anciana de 82 años pidió la palabra al final del acto y recibió una ovación general.
Celia González, 82 años, treinta y dos de ellos trabajando en una panificadora y luego en una tienda, se subió al escenario de la plaza del Ayuntamiento de Ponferrada pasadas las siete y media de la tarde y encendió los ánimos de las aproximadamente veinte mil personas —ocho mil según fuentes policiales, cincuenta mil, según los sindicatos— que acababan de escuchar a los líderes de CC.OO. y de UGT en el Bierzo después de participar una de las manifestaciones más multitudinarias que se han celebrado en Ponferrada «Que mis nietos no vayan a pasar por lo que yo pasé por culpa de esta gente», afirmó recordando los años del hambre, tras pedir la palabra de forma espontánea. Y la plaza, que había aplaudido animosamente los discursos más convencionales de Ursicino Sánchez y Omar Rodríguez, estalló en una ovación.
Celia González, que vive en las calles del Mercado de Abastos, se convirtió entonces en la voz de todas las voces, independientemente de su número, que escuchaban en la plaza del Ayunamiento y que pronto comenzaron a corearla. «¡Abuela presidente! Abuela presidente!» Y la abuela demostró que no le falta oratoria. «A los trabajadores les están despidiendo con 20 días después de que les hayan sacado el sudor una vida, esos bandidos desangelados», gritó, indignada, cerrando una manifestación que había abarcado más de un kilómetro de longitud.
La marcha, con una asistencia similar o incluso ligeramente superior a la de la última huelga, había partido a las 18.00 horas de la glorieta de la pizarra. Allí, los líderes sindicales volvían a hacer un llamamiento al Gobierno para que «se siente con la ciudadanía» a negociar una salida a la crisis. La manifestación se dirigió hacia la plaza de Lazúrtegui y la avenida de La Puebla y cuando la cabecera llegó al cruce con la avenida de las Huertas, la cola dejaba la glorieta de la Pizarra.
La protesta reunió a gente de todo pelaje. Familias con niños, madres con bebés en carritos, jóvenes, adolescentes, miembros de la asociación de estudiantes, con su propia pancarta, simpatizantes del movimiento del 15-M, culpando de la crisis a los políticos y a los banqueros, jubilados, sindicalistas con banderas de las dos formaciones que encabezaban la marcha, republicanos con la bandera tricolor, funcionarios, profesores con camisetas verdes contra los recortes en Educación y trabajadores en general. «Trabajadores que por la mañana no hicieron huelga por miedo y ahora vienen a manifestarse», afirmó el ugetista Omar Rodríguez, muy crítico con lo que a lo largo de todo el día CC.OO. y UGT denominaron «el piquete empresarial», en contraposición a la crítica de la patronal por las supuestas coacciones de los piquetes sindicales.
Durante sus intervenciones en la plaza del Ayuntamiento, una hora y media después del inicio de la marcha, tanto Ursicino Sánchez como Omar Rodríguez recordaron que la reforma laboral no sólo no ha servido para crear empleo este año, sino que más del cincuenta por ciento de los jóvenes está sin trabajo. Rodríguez subrayó además que en el Bierzo hay más de quince mil parados y que se ha rebasado una línea con los desahucios. Y entonces, cuando parecía que todo había acabado, Celia González pidió la palabra, subió al escenario y encendió la plaza.