La huelga reta a la política del Gobierno con protestas multitudinarias en la calle
El ministro De Guindos advierte de que el Ejecutivo no oirá las movilizaciones y mantendrá los recortes.
La segunda huelga general contra el Gobierno de Rajoy, la segunda en menos de ocho meses —es la primera vez que en un año se hacen dos huelgas generales—, la primera que se hace simultáneamente con Portugal y que coincide con movilizaciones en todos los países de la UE acabó ayer en masivas manifestaciones que colapsaron las principales ciudades del país. Las más numerosas, las de Madrid y Barcelona.
Más de nueve millones de asalariados secundaron la huelga, el 77% del total descontando los servicios mínimos, según los sindicatos convocantes. La guerra de cifras dejó en evidencia finalmente que la participación fue igual o superior a la de la huelga del 29M, ya que los trabajadores en servicios mínimos se incrementaron en casi un millón. El secretario general de UGT, Cándido Méndez, resaltó además que en esta huelga «no han podido participar 600.000 asalariados que han perdido el empleo entre marzo y noviembre».
Los sindicatos confiaban mucho en las manifestaciones convocadas en las principales ciudades españolas y la asistencia no defraudó. Millones de personas, muchos jóvenes, salieron a la calle para protestar contra los recortes, exigir otra política económica y la convocatoria de un referéndum. El secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, proclamó que «hay alternativas y van a surgir de la presión de la ciudadanía», y puso como ejemplo el freno a los desahucios, fruto de las movilizaciones sociales. Y el líder de UGT exigió al Ejecutivo que reconozca que su política «ha fracasado».
El paro fue secundado de forma desigual según los sectores, con una masiva participación en la industria, los transportes y la educación y menor en el comercio, hostelería, banca y sanidad. Los sindicatos cifraron el seguimiento en la industria en el 95%, 94% en transporte, 70,7% en los servicios (41% en la banca) y 67% en las administraciones públicas. La CEO rebajó al 10% máximo esos porcentajes.
Tener agallas
El Ejecutivo no se dio por enterado, restó importancia al paro y habló de «normalidad» en la jornada. El ministro de Economía, Luis de Guindos, compareció ante los medios de comunicación para dejar claro que la huelga no tendría efecto en la política económica.
El ministro dijo que, aunque el Gobierno respeta el derecho de huelga, en las circunstancias actuales «no es el camino adecuado para reducir la incertidumbre». Pero Cándido Méndez, consideró que si el ministro había salido a valorar la huelga era «señal de que ha tenido impacto nacional e internacional».
El presidente de CEOE, Joan Rosell, expresó su deseo de que las huelgas «no se produzcan cada dos por tres.
El 14-N no es el fin de las movilizaciones. Méndez retó a Rajay a que, «si tiene agallas», convoque un referéndum sobre su política económica.