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huelga general

Histórica marea de «protesta viva»

Más de 70.000 personas invaden el centro de León para mostrar su hartazgo por los recortes. La multitudinaria manifestación, colofón de una jornada de huelga general con desigual seguimiento.

La Plaza de San Marcos fue el escenario en el que culminó la multitudinaria manifestación, y donde los líderes sindicales animaron a «los que no se resignan ni dejan que les roben el futuro».

León

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Más de 70.000 leoneses se echaron ayer por la tarde a la calle para alzar la voz contra los recortes sociales y la situación económica. Una cifra histórica que sirvió de colofón a la segunda jornada de huelga general convocada contra las medidas del Gobierno de Mariano Rajoy, que tuvo un seguimiento desigual y transcurrió sin incidentes destacables.

Fue una marcha en la que prácticamente no se lucieron pancartas ni se corearon consignas, un apretado recorrido de miles de ciudadanos congregados en unas calles que se quedaron cortas para albergar a la concurrencia.

La protesta se inició en la Plaza de Guzmán el Bueno, recorrió Ordoño II, Santo Domingo, Gran Vía de San Marcos y concluyó en la gran explanada frente al parador nacional. Cuando en la plaza donde los líderes sindicales pusieron voz y argumentos a la protesta se agolpaban ya miles de leoneses, otros muchos esperaban aún salir de Guzmán. A lo largo de Ordoño II una abigarrada multitud prácticamente no podía avanzar. Fue imposible que todos llegaran al punto final del recorrido.

Los secretarios generales de CC.OO. y UGT en la provincia, Ignacio Fernández y Arturo Fernández, fueron los encargados de trasladar a través de las palabras el sentimiento de hartazgo y frustración que llevó ayer a la calle a la más numerosa manifestación de este tipo que se ha producido en la capital.

«Nunca antes hubo una marea semejante a esta, es histórica», comenzó Ignacio Fernández, para quien los manifestantes son «los que no se resignan, esos a quienes nos llaman radicales, extremistas e insumisos de toda índole».

Clamó por utilizar herramientas como la huelga general «hasta cambiar el panorama de vertedero en que están convirtiendo a este país», y denunció las «políticas suicidas e injustas que están causando un grave daño a las personas».

El responsable provincial de CC.OO. criticó que desde mayo del 2010 la política del país «gira en una espiral» de «medidas calcadas unas de otras», cuyo resultado es el «dolor del fracaso». Paro, rescates, reformas laborales «criminales»,... Una espiral en la que la banca tiene buena parte de culpa, «aunque no se ha encarcelado a los responsables de esta estafa. Más allá, nos hablan ahora de un banco malo, como si a estas alturas hubiera algún banco bueno».

Defendió la necesidad de convocar las huelgas generales «como herramienta para detener y modificar esta dinámica infernal que nos lleva al precipicio; para regenerar la democracia»; y pidió al Gobierno que defina si decide «a favor de las personas o a favor de los mercaderes».

Frente a las críticas que han tildado de «política» la huelga general, señaló que es una «definición que nos honra, porque política no es la que hacen unos ciudadanos en la Carrera de San Jerónimo, sino la de los ciudadanos modernos que saben lo que quieren. Esto es un pueblo vivo, lo otro es un cementerio».

El responsable de CC.OO. reclamó a los ciudadanos que no se resignen y no sean sumisos, y que no permitan que les roben el futuro.

Por su parte el secretario general de UGT, que cifró en 100.000 personas el seguimiento de la marcha, criticó que el Gobierno «nos haya llevado al borde del abismo, y ahora nos pide que demos un paso al frente»; mientras «millones de manifestantes en todo el país estamos sujetando para no caer en el precipicio».

Se felicitó por la participación de los jóvenes en la protesta y advirtió a los pensionistas de que tras el rescate «pasarán la guillotina sobre sus pensiones, como ha ocurrido en otros países». El responsable de UGT lamentó que «no se haya hecho justicia con los corruptos» y que persista el fraude fiscal «pese a que sabemos quiénes están detrás». Señaló también que las empresas no son ajenas a las causas de la crisis, y se refirió expresamente a la Fele por poner a los autónomos y pymes en una situación límite.

Arturo Fernández advirtió a los miles de manifestantes que se agolpaban en San Marcos que lo que está ocurriendo «no es una crisis, es un cambio de sistema». Una situación «que ya se vivió en los años 60, entonces no había derechos, pero había trabajo. Hoy no hay ni derechos ni trabajo», lamentó, para concluir que la pérdida de los jóvenes que buscan un empleo fuera de las fronteras es un desastre.

El sindicalista advirtió que antes de final de año León sumará 50.000 parados, e instó a los miembros del Gobierno a «abandonar sus cargos, por inútiles»; mientras aseguró que Rajoy «se niega a ver la realidad».

Reclamó por último que los partidos no admitan corruptos en sus listas.