Rubalcaba intenta reconstruirse en el PSOE
No es fácil pensar en un solo momento a lo largo de los diez meses que Alfredo Pérez Rubalcaba lleva al frente del PSOE en el que no haya habido un sobresalto o un elemento desestabilizador. Y, por primera vez, se abre un horizonte relativamente amplio sin elecciones. Salvo sorpresa, los ciudadanos no volverán a ser llamados a las urnas hasta las europeas, a mediados de 2014, y en el ámbito interno solo queda dirimir el liderazgo de Galicia y el País Vasco.
«Ha llegado el momento de parar el balón y bajarlo al suelo», dice uno de sus colaboradores.
Rubalcaba aspira a pacificar el PSOE y a sentar las bases de su reconstrucción en la primera etapa sin elecciones desde que asumió el liderazgo. En Ferraz aseguran que ahora podrán dedicar tiempo a poner en marcha su proyecto de renovación organizativa e ideológica sin interferencias externas.
Pero la paz no está asegurada. Tomás Gómez, el líder de los socialistas madrileños, con el que Rubalcaba creyó haber firmado una tregua que se ha demostrado inexistente, ha dejado claro que mantiene su intención de derribar a la actual ejecutiva y ni Carme Chacón ni los colabores más próximos de Griñán dudaron en respaldar el vídeo grabado por un grupo de militantes para pedir «perdón» por los errores de José Luis Rodríguez Zapatero e implícitamente afear a la dirección que no lo haga. Un gesto.