El presidente descarta un rescate inminete: «Hoy no lo necesitamos»
Satisfacción no exenta de realismo. El cortafuegos que supone el supervisor común, primer paso de la unión bancaria, con la apuesta por el euro que representa, así como la solución que in extremis se ha dado a Grecia han hecho posible que la necesidad de que España tenga que pedir otro rescate para librarse de la asfixiante presión de los mercados sea hoy un poco menos urgente. A los inversores, por el momento, los avances integradores de la zona euro no les producen frío ni calor. La prima de riesgo española parece confortablemente instalada en torno a los 400 puntos básicos, unidad arriba o abajo, Pero al Ejecutivo español, que lucha por recuperar la credibilidad y abaratar su financiación cuanto antes, las conclusiones del último Consejo Europeo del año le han permitido afianzarse en su postura de «esperar y ver» antes de decidir si al final resulta inevitable otra operación de salvamento de la economía española. El rescate lo pedirá el presidente del Ejecutivo «cuando a España le convenga y si es que le conviene», según afirmó Mariano Rajoy
«Hoy no lo necesitamos», dijo el jefe del Ejecutivo. «Si lo necesitamos, lo usaremos», agregó el presidente en la conferencia de prensa celebrada tras la cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno. Rajoy destacó el cambio que se ha producido en las reuniones de los líderes europeos a lo largo de este año. «Se han dado pasos decididos y concretos que hace doce meses parecían imposibles», aseveró.
Evocó que cuando aterrizó hace un año en los cónclaves de los dirigentes europeos «solo se hablaba de ajustes y disciplina fiscal» mientras que ahora se postula el crecimiento, y existe la voluntad de añadir a la arquitectura institucional de la Unión las patas que le faltan: junto a la unión bancaria, la fiscal y la política.
Rajoy apuntó que la Comisión Europea «ha dicho que España no tiene pendientes más medidas en los años 2012 y 2013 con el objetivo de reducción del déficit público, y solo ha pedido aclaraciones y datos sobre 2014».
El presidente se apuntó el tanto de la contribución «intensa y muy activa» de España a los avances. Anunció que, en los próximos días, remitirá a los presidentes de las instituciones y a los colegas europeos un documento de sugerencias para dotar de contenido a la futura unión política. Iniciativas que se han visto redimensionadas o anuladas por la canciller Angela Merkel.
En la más reciente, la propuesta Van Rompuy que implicaría el inicio de una capacidad fiscal para la zona euro, Rajoy celebró que, finalmente, y a propuesta de tres presidentes —el francés Hollande, el primer ministro italiano Monti y él mismo— las conclusiones del Consejo Europeo se hagan eco al menos de un primer paso: la constitución de un fondo europeo para incentivar la adopción de reformas de todo tipo, desde las aplicadas en el mercado de trabajo hasta los planes de investigación y desarrollo, pasando por la administración de justicia. España empuja en esta dirección, pero no se hace grandes ilusiones al respecto porque la existencia de un fondo europeo de entre 10.000 y 20.000 millones a repartir entre muchos convenios no le supondría un notable descargo de la factura de la protección al desempleo.