Vivir en la casa y en el entorno propios dan seguridad y libertad
El apego a la vivienda propia, la cercanía de los hijos, la seguridad de vivir en el entorno de siempre, el libre diseño de la vida diaria y la independencia económica son algunos de los factores que pesan sobre las personas mayores para elegir la vida en soledad residencial, que no es lo mismo que la soledad anímica. Así lo explica Juan López Doblas en su estudio Personas mayores viviendo solas. La autonomía como valor en alza .
En la otra cara de la moneda es la soledad obligada por falta de descendientes o escasez de espacio en las viviendas de los familiares. También se hace referencia a los casos de personas que prefieren permanecer en sus casas antes que irse a otro hogar en el que inevitablemente se daría un vacío.
Los programas de ayuda a domicilio y de teleasistencia, que ahora se vinculan a la dependencia, nacieron precisamente para garantizar la autonomía de las personas mayores y con discapacidad en sus propias viviendas sin necesidad de someterse a una vida institucionalizada antes de tiempo.
Los temores más frecuentes de las personas que viven solas son la inseguridad y la muerte en soledad. Las mujeres solas tienen menos recursos económicos que los hombres y éstos tienen más dificultades para las tareas domésticas.