los efectos del temporal. león amanece cubierto
El parte de incidencias y la calle, en blanco
La capital sorteó la primera entrega del temporal practicamente sin problemas.
A medio camino entre la astrología y la astronomía, la meteorología se vuelve ciencia de culto esta semana para el personal de la ciudad, que como el del mundo rural, también vive mirando al cielo.
No fallaron durante la noche las predicciones que apuntaban precipitaciones bien entrada la madrugada y si bien el tráfico solamente se resintió a primera hora en zonas como el Paseo de Salamanca (más por miedo que por riesgo real) a partir de las 10,00 de la mañana se circulaba ya con normalidad por la práctica totalidad.
En 45 puntos de la ciudad se distribuyeron sacas de 1.200 kilos de sal. 54 toneladas de fundente para poner coto al imperio del hielo. Que no llegó a ser tal porque las temperaturas, bajas, no se pusieron extremas.
61 toneladas más de salmuera se esparcieron por la capital a mano y a máquina. Para ello fue necesario disponer de 85 efectivos de Jardines y Acciona, 90 del servicio de Obras, 150 trabajadores del servicio de Limpieza y 12 bomberos, amén de 53 agentes de la Policía Local, con los que colaboraron 18 voluntarios de la Agrupación de Protección Civil.
La previsión apuntaba nuevas nevadas para la pasada noche y vaticina que a lo largo de la mañana de hoy volverán a repetirse los copos, pero a tenor de los termómetros a primera hora de la noche, bien pudiera ser que el vaticinio acabara en nada.
Con todo, el tiempo (meteorológico y horario) es cuestión del color del cristal con que se mire. Mañana faltarán apenas cinco meses y un día para San Juan. A esas alturas los grados irán por otros derroteros. Y justo dos meses para la Semana Santa.
Será por eso que de momento, los leoneses miran más a San Isidro que a San Pedro. Que las hojas del calendario no son perennes (a Dios gracias) y todo pasa. Hoy toca temporal, capítulo II. No hay versículo.