Diario de León

El nuevo desafío del ‘pastor’ Calleja

El expedicionario leonés y su equipo arrancan en León la grabación de la séptima temporada de la serie documental que presenta en televisión, para la que ha retratado la vida de las familias que residen en la alta montaña leonesa.

Ayudan a que nazca un ternero en La Riera (Babia)

Ayudan a que nazca un ternero en La Riera (Babia)

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marco r0mero | babia / laciana
León

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Igual de enérgico en las alturas que hiperactivo con su teléfono móvil, Jesús Calleja hace clic en la pantalla táctil del smartphone y sus cuentas de Facebook y Twitter se convierten en un hervidero de comentarios. Entre 3.000 y 5.000 personas responden prácticamente en directo cada paso que da el expedicionario, como si fuera un profeta al que sigue una congregación de creyentes. Si sube a una majada, los pastores le reconocen enseguida. Y cuando llega al pueblo más inhóspito le reciben como si fuera el hijo que ha tardado años en volver a casa. Algo tiene este leonés de rubio impecable que le hace singularmente cercano. Una extenuante jornada con él y su equipo en la montaña leonesa durante una grabación de la séptima edición de Desafío Extremo aporta las claves de su celebridad.

El polifacético aventurero aceptó sin peros el seguimiento de este periódico en su recorrido por las comarcas de Babia y Laciana, donde se desplazó el pasado martes para grabar uno de los episodios de la serie documental que presenta con exitosa desvergüenza. Pero su imagen está más que protegida por la cadena para la que trabaja y antes de dar un sí definitivo recomienda hablar con la directora del programa, que también acepta la propuesta sin condiciones. El único límite es evitar aparecer en las tomas grabadas por los dos cámaras que acompañan permanentemente a Calleja, algo francamente difícil porque el presentador es de esa clase de personas que muestra interés por todo o por casi todo lo que tiene delante.

El encuentro con el equipo de grabación se produce a las afueras de Villablino, en una gasolinera. Junto a Calleja llegan su inseparable hermano Kike, el cámara Emilio Valdés; el también cámara Jorge Pérez, y Mario, guionista de Desafío Extremo. Se desplazan en una furgoneta que lleva todo el equipo técnico y en un llamativo todoterreno azul chillón. Calleja baja del segundo vehículo vestido con la ropa deportiva invernal que le caracteriza. «Tengo el tono bajo», advierte desde el principio. Acaba de pasar una gastroenteritis que a cualquier otro humano le dejaría días inhabilitado. Pero a él le han bastado unas horas para reponerse.

De cerca se aprecian en su rostro los surcos del montañero. A media distancia muestra porte de presentador sajón, habitualmente con las manos metidas en las bolsillos de los pantalones. Y de lejos la apariencia de Calleja es la del deportista integral que ha paseado sus 59 kilos de peso por rincones que no volverá a pisar otro humano. Desde luego es tan menudo como aparenta. Sigue quedando mucho del tirillas que aparece en las fotos de familia, cuando pasaban los veranos en los ríos y pantanos de la provincia. Y es que hay que asomarse a estos años para comprender el presente de Jesús Calleja, un hombre de 47 años que hoy representa el éxito y la gloria, pero que tiene detrás una vida cargada de sacrificios personales.

Jesús González Calleja es originario de Fresno de la Vega, la huerta leonesa. Es el segundo de los tres hijos de Julián y María Jesús, ambos peluqueros de oficio. De pequeño le leían las expediciones de Edmund Hillary al Everest y aquellos delirantes relatos de Enerst Shackleton a la Antártida. Tardó 37 años en dar un cambio radical a su vida, hasta entonces dedicada a la peluquería y a la venta de coches, y convertirse en el protagonista de sus propias aventuras. Tardó en tener financiación. Cuando empezó a hacer sus primeras expediciones llevaba la chaqueta llena de parches de marcas que le promocionaban, hecho que los fashion victims utilizaron después para popularizar la frase de «llevas más marcas que Jesús Calleja». En el año 2005 logró ascender a la cima del Everest. Lo primero que hizo fue llamar a su padre por teléfono vía satélite. Ha trabajado como guía en expediciones por el Himalaya y los Alpes. Fue en ese periodo cuando el aventurero bautizó una cumbre inexplorada en la cordillera de Darwin (Chile) con el nombre de León 16 de febrero. Y ese agradecimiento que ha mostrado siempre a la provincia leonesa y su montaña se manifiesta ahora durante la grabación de los nuevos episodios de la serie de aventuras Desafío Extremo (Zanskar Producciones), que han utilizado durante los últimos días a León como escenario de varias grabaciones centradas en las poblaciones de alta montaña. El equipo ha atravesado la vertiente leonesa de la Cordillera Cantábrica de este a oeste para hacer un retrato de la duras condiciones en las que viven algunos de estos territorios, la mayor parte despoblados, sin relevo. Pero también el empuje de sus gentes por mantenerse en pie en un entorno hostil, sin grandes servicios ni alternativas de futuro.

La primera parada se hace en casa de los hermanos Faustino y Eliseo Iglesias Bravo, dos prejubilados de la mina que tienen uno de los mejores ejemplares de ovejas suffolk de la provincia. Se trata de una raza procedente de Inglaterra, cuyos sementales se pagan a precio de oro. Tienen la cabeza negra y, aseguran sus propietarios, son extraordinarios para producir carne y lana. Pero los reyes de la majada de Villager de Laciana son los perros pastor: Apolo, el mastín, y Chipi, el carea. Ese es el objetivo de Calleja. Toda la familia de los hermanos Iglesias Bravo —en esta casa la familia incluye amigos, vecinos...— se encuentra esperando al equipo del aventurero en la caseta de la majada. Los chavales están de huelga en el instituto, así que el aforo está casi lleno. En esta casa se ha estado cocinando hasta las tres de la madrugada para agasajar a Calleja y a sus colaboradores con unas empanadas de carne del país y de bonito y con una fabada preparada lentamente en cocina de leña, que acompañan con manitas de cerdo y vino casero. «Yo como de todo, menos verde», bromea uno de los anfitriones.

La grabación comienza de manera natural, con Calleja saludando a los pastores. Con el tono didáctico que le caracteriza, el presentador charla con los hermanos lacianiegos mientras explica a los espectadores las cualidades del mastín para ahuyentar a los depredadores de las ovejas y la singular audacia de los perros carea para dirigir los rebaños. Entretanto, dos extraordinarios ejemplares de cachorro mastín juguetean entre el presentador ofreciendo una imagen única, impagable en términos de publicidad.

Finalizada la grabación, la fabada y los chupitos de aguardiente, el equipo se dirige hacia La Riera, donde le espera un ganadero y una sorpresa que enternecerá al siempre receptivo Calleja. Van a conocer la ganadería de José Reguero, que tiene 140 vacas, 60 cabras y 60 ovejas. José es un hombre robusto y hospitalario. Les recibe con las madreñas puestas, una gorra que le han regalado ese mismo día en la entidad financiera y una faria en la boca que la ley antitabaco le obliga a tirar para poder ser grabado. La sorpresa no tarda en llegar: una de las vacas de José está a punto de parir. El veterinario advierte que la cosa no pinta bien y aventura una cesárea que finalmente se produce con la ayuda de Calleja. No tarda ni un minuto en colocarse la bata de plástico y los guantes, al igual que se hermano Kike, un apasionado de los animales. Tres, casi cuatro horas después, nacía un ternero que bautizaron con el nombre de Desafío Extremo. Prometió a la cámara interesarse por el animal de vez en cuando. Unos chupitos de aguardiente en el establo celebran el alumbramiento del ternero con el que todo el mundo posa.

En ese tiempo aparece Adrián, hijo de José. Calleja empieza a hablar con él. El chaval tiene 14 años y su padre dice entre dientes que «es ganadero, ganadero», pero también que le va a obligar a sacar, cuanto menos, la Secundaria. A Calleja le fascina todo lo que le cuenta el único guaje que queda en el pueblo. Como que le gustan más las chicas de ciudad porque son más finas, pero que no renunciará a nada por quedarse en el pueblo siguiendo los pasos de su padre. O lo que le cuenta el amigo de Adrián, de 17 años, que viene a decir que no le gusta salir de vacaciones a ningún sitio, sino vivir tranquilo en su pueblo. Con seguridad estos testimonios formarán parte del nuevo desafío de Jesús Calleja, que previsiblemetne comenzará a emitirse a finales de este año o principios del próximo.

El interés por esta familia crece hasta el punto que el aventurero leonés pide quedarse a dormir en su casa y compartir su rutina, incluido el viaje de los chavales al colegio. Quiere enseñar al mundo la singular vida que se hace en los pueblos de alta montaña, donde el invierno dura medio año.

Pero su viaje no terminó aquí. Al día siguiente, cuando se avecinaba una gran tormenta de nieve, tocaba grabar imágenes invernales en Peña Ubiña. Un día más tarde, Calleja se encontraba en la montaña de Riaño abriendo paso a los coches al mando de una quitanieves, llegando hasta Cuénabres, uno de los pueblos más recónditos del entorno de Picos de Europa, donde solo vive un matrimonio. Allí se tomó una foto. La colgó en su perfil de Facebook. A 6.679 personas les ha gustado.

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