Provincia grande, ciudad pequeña
Equiparar el sueldo de la Diputación al del alcalde de la ciudad más grande hace que . Carrasco baje a los 75.000 euros mientras el de Valladolid llegará hasta los 90.000.
Una de las paradojas de la nueva ley de gestión de la administración local señala un agravio entre presidentes de diputaciones. De aquellas que desnudas de obligaciones atienden a un territorio que aglutina a núcleos con alta densidad de población y de las que representan a un territorio disperso, escasamente poblado y atomizado en áreas rurales con una densidad de población raquítica.
Un sueldo de presidente de la Diputación de León no podrá superar nunca el límite de la remuneración que se fije para el alcalde del municipio con mayor población del área que representa; en este caso, los setenta y cinco mil euros que se contemplan para el alcalde de la ciudad de León. El cargo de presidente de la Diputación de Málaga, equiparado con el municipio de mayor población, puede alcanzar los 90.000 euros (como el alcalde de la capital malagueña) para un territorio de 7.300 kilómetros cuadrados y un centenar de municipios. Quince mil euros más que la presidenta de la Diputación de León, tutora de la gestión de más de doscientos municipios, diseminados en un territorio de más de 15.800 kilómetros cuadrados con más de mil doscientas localidades. Y lo mismo puede decirse del de Valladolid, que casi con el mismo número de municipios que León, el presidente de esa Diputación cobrará también 90.000 euros, frente a los 75.000 de Carrasco.
El agravio parece más inevitable, y aquí también en el caso de Valladolid, si esa comparación de sueldo entre presidentes de diputaciones se traslada a la institución provincial de Valencia. 25.000 euros de diferencia entre ambos mandatarios, en virtud de los 100.000 euros que podría cobrar el presidente de la Diputación de Valencia, igual que el sueldo máximo al que puede llegar un edil del ayuntamiento de la ciudad del Turia, que sería el cien por cien del que tiene un secretario de estado (al superar la capital valenciana el medio millón de habitantes). Ese territorio donde el presidente puede redondear un sueldo de cien mil euros se asienta sobre 10.000 kilómetros cuadrados, con núcleos y una densidad de población más próxima a la de Holanda que a la del alto Torío. Se podría decir lo mismo de la Diputación de Barcelona, igual de la de Sevilla, casi idéntico sobre Zaragoza.