«Que Dios os perdone por lo que habéis hecho»
El Papa arranca las risas de los cardenales durante la cena.
Bergoglio recibió el martes la felicitación y la reverencia de los otros 114 cardenales electores una vez elegido pontífice en la capilla Sixtina de pie y no sentado en el trono, como suele ser lo normal. Después abandonó la capilla para dirigirse a la residencia de Santa Marta no en el automóvil oficial del Vaticano, el SCV1, sino en el autobús con los otros cardenales. Renunció a ese privilegio.
Durante la cena agradeció a los cardenales la confianza puesta en él, a la vez que les dijo: «Buenas noches. Que Dios os perdone por lo que habéis hecho». Arrancó así la risa de los cardenales. Fue, dicen, una cena relajada en la que el ya Santo Padre se mostró muy sereno.
También desayunó con ellos. «Cuando esta mañana bajé a desayunar a las 7.30 horas, estaba ya con un grupo de cardenales como uno más, se ha acercado a mí y me ha dicho: ¿Carlos, cómo has dormido?», contó el arzobispo español Carlos AMigo.
Después, el Papa se trasladó en un automóvil del Vaticano, no el oficial, a la basílica de Santa María la Mayor, muy unida a España, donde se encuentra el icono de la Virgen Salus Popoli Romani, muy venerada por los romanos.
Entre españoles
Le acogió el arcipreste de la basílica, el cardenal español Santos Abril, y el vicario de Roma, el cardenal Agostino Vallini. El Papa rezó unos diez minutos y después visitó la cripta del templo, donde se encuentra la cuna en la que según la tradición fue colocado Jesús cuando nació. Saludó a los sacerdotes y personal del templo, así como a numerosos fieles, entre ellos una mujer embarazada de cinco meses, a la que bendijo.
Antes ded volver a Vaticanoparó en la residencia donde se alojó en los días previos al cónclave. Allí recogió su maleta con las cosas que trajo a Roma y pagó la cuenta, «para dar ejemplo», contó el portavoz, Federico Lombardi.
Francisco rezará el Ángelus el domingo, el primero de su pontificado, desde la ventana del apartamento pontificio que da a la plaza de San Pedro, que todavía no ocupa. El apartamento está precintado desde que se hizo firme la renuncia de Benedicto XVI, el 28 de febrero, como establece la normativa vaticana. Ayer fue abierto de nuevo, pero el Papa jesuita no lo ocupará hasta que no acaben las obras de remodelación y, de momento, seguirá alojándose en la residencia Santa Marta, en la habitación 201, que tiene un dormitorio, un estudio y una salita para recibir.