Casi 3.600 jóvenes parados leoneses ni siquiera terminaron la enseñanza obligatoria

«Se habla mucho de desempleo juvenil. De una generación de jóvenes muy bien formada, y de las escasas posibilidades que tienen. Pero se dice muy poco de que una buena parte de esos jóvenes no está en realidad ni bien ni mal formado, simplemente carecen de formación. Y eso sí es un problema y un drama». La reflexión es de un empresario leonés, y los datos oficiales corroboran su diagnóstico. La generación de jóvenes mejor formados de la historia de la provincia se está estrellando contra el muro de la crisis y la parálisis económica, y no en menor medida contra el desánimo. Pero esa no es la realidad absoluta.

De hecho los datos evidencian que los jóvenes con formación profesional y universitaria acaban colocándose, con todas las dificultades del momento y posiblemente en trabajos diferentes a los soñados. Pero las listas del paro (las oficiales, luego la realidad recoge este escenario ampliado) esconden una bolsa enorme de muchachos y muchachas que carecen de toda formación que les haga candidatos a competir por un puesto de trabajo, por poco cualificado que sea.

En realidad, y no deja de ser sorprendente en pleno año 2013, las listas del servicio público de empleo en la provincia registran 3.542 jóvenes de entre 16 y 30 años que están apuntados en las listas oficiales para buscar un trabajo pero que ni siquiera han terminado el ciclo de enseñanza obligatoria.

No deja de resultar algo más que preocupante que 419 de esos jóvenes que lidian con las ventanillas de selección de empleos (¡cuántos habrá si se suman los que ni recurren a este mecanismo!) ni siquiera han concluido los estudios primarios.

Sin empleo y sin estudios, sin formación ni especialización o aprendizaje alguno, el mercado laboral de esta crisis de años se presenta para la mayoría de ellos como una barrera infranqueable imposible de salvar para poner las bases de su futuro. Ahora el nuevo plan de empleo juvenil del Gobierno prevé que estos jóvenes puedan retornar a las aulas y lograr alguna cualificación.

«Durante los años de bonanza económica, especialmente los últimos, los trabajos no cualificados estaban bien pagados. Había oferta suficiente, se cambiaba de uno a otro, daban dinero y muchos jóvenes abandonaron su formación para lanzarse al mundo laboral. En realidad, a ganar dinero, porque ahora se ha demostrado que una vez destruido aquel unierso de albañiles y camareros que encontraban fácilmente empleador, quedan muy pocos sitios donde puedan acudir estos jóvenes».

Los últimos datos hechos públicos por el Servicio Público de Empleo sobre la situación laboral de los jóvenes en la provincia dibujan un escenario clarificador. Aunque no corresponden exactamente en las cifras al momento actual, son recientes y han registrado muy pocas variaciones. Y la tendencia, en todo caso, no hace sino acentuarse.

León cuenta con algo más de 72.000 personas de entre 16 y 30 años, es decir, jóvenes en edad de trabajar.

Un 12,8% de ellos está registrado en las listas oficiales de paro, más de 9.000 jóvenes. Si se resta de esta lista a los menores y a los estudiantes, el porcentaje real de parados entre los jóvenes leoneses que quieren trabajar se dispara hasta las cifras nacionales que han hecho saltar todas las alarmas incluso en la UE: más de la mitad de ellos no es capaz de acceder a un empleo.

En cualquier caso, cuatro de cada diez jóvenes parados registrados no ha terminado la enseñanza obligatoria. Y frente a los más de 5.200 parados oficiales que no tienen cualificación alguna, las listas de empleo únicamente registran 1.285 demandantes de empleo entre quienes han concluido sus estudios bien de Formación Profesional de grado medio o superior, o quienes han logrado las diplomaturas o licenciaturas universitarias (o sus nuevas modalidades).