Rubalcaba da poder a las bases para cerrar su crisis con el PSdeG

Nudo a nudo, y pese al ruido interno, Alfredo Pérez Rubalcaba trata de deshacer los embrollos que en apenas un mes han vuelto a atascar la maquinaria socialista. Ayer le tocó al conflicto con los socialistas gallegos. El secretario general del PSOE respondió al órdago de Pachi Vázquez con una solución inédita: habrá participación directa de los militantes en la elección del futuro líder del PSdG, como quería la organización territorial, pero no en una consulta específica.

El acuerdo suscrito por Rubalcaba y Vázquez es revolucionario en el fondo aunque cambie poco las formas. Hasta ahora los militantes podían elegir a sus delegados al congreso de turno para que estos eligieran, según su propio criterio y «mediante voto individual, directo y secreto», al líder que consideraran oportuno. Sin cambiar una coma de los estatutos, la decisión de los delegados dejará de ser tan personal. Cada uno habrá tenido que ‘mojarse’ previamente a favor de un candidato y se entenderá, por tanto, que acude al congreso con un mandato de las bases.

Es, a grandes rasgos, una alternativa de consenso que ya planteó la vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano, pocos días después de que estallara la polémica, es decir, cuando desoyendo las advertencias en contra de la dirección, Vázquez decidió someter a la aprobación del comité nacional del PSdeG su propuesta de celebración de una «consulta» a la militancia, previa al congreso extraordinario del 6 de julio. En la dirección federal del partido sostienen que esta fórmula, que probablemente acabe generalizándose, «consigue la participación de los militantes, refuerza la transparencia y evita que alguien pueda traficar con su voto». En teoría, debería impedir chantajes y presiones como las que se denunciaron desde un lado y el otro antes del 38 Congreso. Y también permitirá conocer las bazas de cada cual de antemano. Pero todo eso, solo sobre el papel. La prueba del nueve llegará cuando las agrupaciones gallegas elijan a sus representantes el 6 de junio.

Rectificación

En cualquier caso, y con independencia de la evolución del experimento, el pacto trabajado codo a codo entre el secretario de Organización del PSOE, Óscar López, y el del PSdG, Pablo García, da un pequeño respiro a la ejecutiva y al propio Rubalcaba, aunque sea a costa de haber cedido en sus planteamientos.

El actual equipo del secretario general siempre tuvo reparos hacia la idea de que el secretario general fuera elegido por voto directo de los militantes, como defendían en la campaña del 38 Congreso el líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, o la propia Carme Chacón, porque creían que podía generar un problema de «hiperliderazgo» e incluso un choque de legitimidades, dado que las ejecutivas no se eligen del mismo modo sino en voto aparte y libre. Pero todo cambia.

Con ese problema resuelto, al menos en apariencia, el siguiente hito inmediato está en la reunión que la ejecutiva del partido celebrará mañana jueves. Será la primera desde que estalló con efectos devastadores la crisis de Ponferrada.