Diario de León

testimonio de una usuaria

«Me facilitaron una seguridad que no tenía y mi hijo lo ve como normal»

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ana gaitero | león
León

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Una de cada tres familias atendidas en los puntos de encuentro familiar de León va una orden de protección sobre la mujer. Alicia es una de ellas. «Soy una persona muy conservadora y nunca pensé que me iba a divorciar. Pero lo cierto es que me vi en la situación y además fue muy conflictiva. Mi ex marido tenía una orden de alejamiento y en el Juzgado de Familia nos dijeron que los intercambios para las visitas de nuestro hijo se iban a realizar en el punto de encuentro».

Alicia es el nombre ficticio de una de las usuarias del centro de Aprome en León. «Es duro pasar por esta experiencia y si tienes miedo es más complicado. Pero aquí me han facilitado una seguridad que al principio no tenía y mi hijo lo ve como algo normal», matiza. Hace cinco años que llegó por primera vez con su hijo, con apenas un año de edad, para cumplir el régimen de visitas. «Inicialmente eran visitas supervisadas. No nos veíamos, lo que para mí era un alivio porque no quería pasar por ese trago».

No fue fácil. «Costó mucho, el niño había estado siempre conmigo porque no se había responsabilizado y se pasaba las dos horas llorando. Creo que se sentía abandonado», explica la mujer. «A mi ex marido le hicieron entender cosas como que no podía dejar el coche a la puerta con un familiar que le esperaba para que me permitieran que entrara y saliera libremente».

Ahora el centro «para mi hijo es el nexo de unión de papá y de mamá», algo «normal; lo ilógico sería ir a otro sitio». Sin embargo, sabe que ese momento tiene que llegar pronto. «Al principio me decían las trabajadoras de Aprome que las cosas iban a cambiar y que lo íbamos a hacer solos y no me lo creía. Entonces no era capaz de tener una entrevista a solas con él, ahora nos vemos siempre que traemos al niño y empezamos a funcionar solos», relata.

La situación de una mujer que ha sido víctima de violencia es de especial vulnerabilidad. «Yo estaba muy hundida, ahora lo he superado», añade. Cuando caducó la orden de alejamiento «empezamos a vernos en el intercambio del niño, pero yo siempre pedí que estuvieran presentes las profesionales cuando tenía que hablar algo sobre horarios y vacaciones». «Yo tenía miedo a la manipulación».

El padre del niño «siempre ha cumplido los horarios y yo también». «Al principio no son padres y al final acaban llevándolo bien», explica. Alicia ha visto reflejado su caso en otras personas que ha conocido en el centro.

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