Los pueblos que han perdido la ESO ven «casi imposible» que se reabran sus aulas
La ratio de alumnos impuesta por Educación frustra las expectativas de los 12 centros cerrados este curso .
Devolver a los pueblos sus aulas del primer ciclo de la Educación Secundaria Obligatoria va a ser «casi imposible». Así lo consideran los alcaldes de los doce municipios que han visto este curso clausuradas las aulas y cuyos alumnos, 130 en toda la provincia, se desplazan a diario a los institutos más cercanos para cursar sus estudios. El anuncio el pasado martes del presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, de estudiar la reapertura de los que se cerraron este año no ha devuelto, en general, las esperanzas a los municipios que, en su mayor parte, no cumplen la ratio de alumnos exigida por la Consejería de Educación —10 y 7 estudiantes en cada curso, en el mejor de los casos—.
Algunos —como es el caso de Robles de la Valcueva o Torre del Bierzo, cuyos alumnos de 11 y 12 años ya se desplazan a diario a La Robla y Bembibre, respectivamente, en un recorrido al que ya están acostumbrados— prácticamente tiran la toalla mientras que otros, como Castrocalbón o Huergas de Babia, están deseando que se vuelvan a abrir las aulas.
La pelota, según señalaron ayer fuentes de la Consejería de Educación, está en manos de las familias. Son las asociaciones de padres y madres de los centros educativos afectados quienes deben solicitar la reapertura del ciclo, siempre que cumplan las condiciones de las ratios y que estén a más de 45 kilómetros de distancia (o 45 minutos de trayecto, según matizó ayer la consejería). En cualquier caso, quienes lo intenten contarán con el apoyo unánime de sus alcaldes.
Durante los próximos cuatro años de la anunciada prórroga para los colegios de Primaria que consiguieron mantener este curso las aulas de ESO —19 en toda Castilla y León, Riaño, Toral de los Vados y Vega de Espinareda, en la provincia— convivirán situaciones de agravio puesto que, si se siguen de forma estricta las ratios, habrá alumnos leoneses, de Babia por ejemplo, que seguirán recorriendo más de ochenta kilómetros al día para acudir a clase mientras que otros que no cerraron el curso pasado y que tampoco cumplen las condiciones, seguirán en sus localidades pese a que la distancia que deben recorrer es mucho menor.