El PSOE fija el éxito de sus primarias en movilizar a un millón de personas
Teme que un calendario mal escogido acabe en un fracaso de baja participación.
El PSOE está dispuesto a cambiar radicalmente el modo en el que, hasta ahora, ha elegido a sus secretarios generales. De la noche a la mañana la dirección socialista se ha puesto a la cabeza de la manifestación y defiende, como el primero, el principio de ‘un militante un voto’. Y, sin embargo, aún está tratando de digerir el vértigo que le produce la idea de celebrar primarias abiertas a la ciudadanía, como acordó el último congreso federal, para nombrar al candidato a la presidencia del Gobierno. No es ya el temor a perder el control del partido como consecuencia del experimento inédito. Es auténtico miedo al fracaso, entendido como baja participación.
«Las primarias —insistió la vicesecretaria general del partido, Elena Valenciano, esta misma semana— son, sobre todo, un instrumento electoral». Lejos de ser una frase hueca con la que intentar frenar las ansias de quienes defienden que tengan lugar cuanto antes, sus palabras responden a una verdad empírica. Es lo que demuestran los procesos celebrados en el 2011 por el Partido Socialista francés y a finales de 2012 por el Partido Democrático, de centroizquierda, en Italia. Sin ellas quizá François Hollande no habitaría hoy el Elíseo y los progresistas italianos estarían lejos de intentar liderar un ejecutivo.
Entorno en contra
La movilización lograda por unos y otros en un clima de desafección ciudadana y descrédito de la política, no muy distinto del que hoy se vive en España, fue todo un triunfo, por más que en apenas diez meses de mandato Hollande se haya convertido en el presidente de la República con peor valoración y a pesar de que Bersani haya acabado dimitiendo ante la imposibilidad de formar Gobierno y las cuchilladas sufridas desde sus propias filas. Ni más ni menos que 2,6 millones de personas participaron en la primera vuelta de las primarias abiertas en Francia; 2,8 millones en la segunda, una semana después. En Italia, la participación fue aun mayor. Se llegó a los 3,1 millones.
¿Dónde sitúa eso el listón para los socialistas españoles? Según fuentes de la dirección, para poder hablar de éxito se debería alcanzar como mínimo el millón de electores. No es una cifra excesivamente ambiciosa.
El calendario, dicen, es clave por un doble motivo: si no hay tensión electoral, es decir, si no hay unas elecciones a la vista, será difícil que el ciudadano se implique, pero además si las primarias se celebran lejos de los comicios el impulso que logre el elegido se puede agotar antes de la verdadera cita con las urnas.
Estos datos animan a la dirección del PSOE a retrasar lo máximo posible la cita. Las primarias francesas tuvieron lugar seis meses antes de las presidenciales. Y en el caso italiano aún más tarde, tres meses. Alfredo Pérez Rubalcaba y su entorno no quieren ni oír hablar de poner ya una fecha. Pero las presiones no cesan.