Diario de León

Tras las huellas del crimen

El Laboratorio de Criminalística de la 12ª Zona de la Guardia Civil, que cuenta en León con la élite en materia de balística y grafística, desentraña su labor más allá de los falsos mitos televisivos de CSI.

Recogida de pruebas de los agentes de criminalística de la Guardia Civil en el lugar del crimen del taxista de Ponferrada en el 2008.

Recogida de pruebas de los agentes de criminalística de la Guardia Civil en el lugar del crimen del taxista de Ponferrada en el 2008.

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carlos j. domínguez | león
León

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El 19 de agosto de 2008 dos hombres reclaman los servicios de un taxi en la estación de autobuses de Ponferrada. José Miguel Alves, que apenas lleva cuatro meses ejerciendo al volante, les recoge y va atendiendo sus indicaciones de dirigirse a Las Ventas de Albares. Allí, el mayor de los clientes saca una pistola y dispara a la cabeza del taxista desde escasos centímetros. Los delincuentes huyen del lugar. Se pierde así su rastro y el del arma homicida.

Minutos después del primer aviso, varios agentes acordonan el escenario. Comienza así otro importante capítulo de esta historia, como de tantas y tantas historias parecidas: el de la labor callada, minuciosa y casi siempre efectiva del Laboratorio de Investigación y Criminalística de la 12ª Zona de la Guardia Civil.

Son un grupo de expertos que juegan en la primera división nacional e internacional. Son los verdaderos CSI, no como los de la ficción a veces alocada que muestra la televisión. Los que, con su trabajo, también sostienen el Estado de Derecho porque «damos la garantía de las pruebas y con ellas defendemos la inocencia o culpabilidad» de cualquier ciudadano, explica su máximo responsable, el teniente Américo da Silva.

En la inspección del solar aparece un casquillo. Es de calibre corto pero una prueba de muy largo alcance. Bajo una cadena de custodia, ese casquillo, como miles cada año, llega a León, sede de la unidad de Balística del Laboratorio de Criminalística para casi toda Castilla, León y Asturias. Bien podría haber otras pruebas en forma escrita: documentos, firmas, billetes falsificados, incluso pintadas. Sería en este caso competencia de la otra unidad ‘de élite’ del laboratorio: la de Grafística.

Balística cuenta a día de hoy con tres expertos, la mayoría con tanta experiencia que inauguraron este laboratorio leonés en 1984. Grafística dispone de cinco agentes, también con un grado de preparación superlativo.

Asesoramiento

Como es preceptivo, por debajo del teniente al mando, en cada sección hay al frente un brigada o un subteniente. En León, el brigada Jaime en Balística y el subteniente Pablo en Grafística. Ellos también son responsables de «unos índices muy altos de fiabilidad que tienden al cien por cien», explica Da Silva. Pero la conjunción del trabajo de campo y de la labor de laboratorio, unida a lo más importante, «que es la experiencia», hace que «tengamos un gran prestigio». «Incluso asesoramos a países de Latinoamérica, Europa del Este y Norte de África», añade con legítimo orgullo.

El teniente se afana en derribar mitos con que han impregnado su labor las series norteamericanas. «Lo que nosotros aportamos imparcialidad, un trabajo serio y aséptico que ayude a incriminar al autor de un delito o a librar a alguien de la culpa; sólo incorporamos datos científicos que ayudan al juez a decidir», resume.

Siguiendo el macabro crimen de Ponferrada, el casquillo resulta ser de una pistola del calibre 6.35. Exactamente el calibre del arma con el que, tan sólo ocho días después, un hombre de casi 50 años amenaza a varios guardias civiles cuando éstos le detienen en Cistierna.

El trabajo del Laboratorio de Criminalística se multiplica. Los expertos soportan mucha presión, también política y de los medios de comunicación. Tienen que conseguir resultados urgentísimos pero de total fiabilidad. Lo primordial es seguir el protocolo: ‘diseccionar’ el arma, realizar pruebas de disparo y analizar el proyectil. Disponen de equipos muy avanzados, como un microscopio de alta precisión que cuesta 144.000 euros.

Aún con tales medios, «nunca podremos identificar qué arma concreta disparó esa bala o casquillo, aunque lo veamos tantas veces en la tele, pero sí sabremos sin margen de error si un arma concreta disparó ese proyectil concreto», matiza Da Silva. En el ejemplo que nos ocupa, las coincidencias son plenas. Y el caso del crimen del taxista se aclara en tiempo récord: el detenido con esa pistola es el autor material del asesinato.

Pero no termina ahí el trabajo, ni las prisas. Un miembro de Balística de León sale hacia Madrid. Allí se encuentra el principal laboratorio de España, donde se mantiene y consulta una impresionante base de datos nacional de armas y proyectiles que permite buscar «qué arma específica ha podido participar en otros delitos». Es vital. Y se demuestra en nuestro caso: el cotejo determina que esta pistola, y por lo tanto su propietario, ha podido participar en numerosos delitos más: dos robos en Salamanca, uno con un herido grave, y el otro a un taxista charro; e incluso un intento de asesinato por encargo en Bembibre.

Informes fiables 100%

Elaborar el informe es un proceso no menos vital. No pueden caber dudas. Una duda razonable ante un juez puede suponer un delincuente en la calle o un inocente en la cárcel. El férreo protocolo sigue estrictas normas de calidad, enmarcadas en la Red de Laboratorios Europeos Forenses (ENFSI).

El informe siempre lo hacen dos peritos; luego el jefe de la sección lo revisa; el jefe de laboratorio debe dar el visto bueno al cumplimiento de las normas de calidad del LIMMS (Laboratory Information Management System); y cuando sale de León hacia la central de Madrid, para la supervisión final, «se ha perdido tiempo pero se han ganado unas garantías que son casi totales».

A Madrid van todas aquellas investigaciones que son de sensibilidad muy alta. Ocurre cuando hay políticos o fuerzas de seguridad implicados y siempre que haya indicios de terrorismo. Casos de estos ha habido en León: escritos de amenazas fundadas a un alcalde; o el caso de un político de un municipio leonés que falsificó el libro de calificaciones de su hermano para justificar tener el Bachillerato y alcanzar un empleo para el que no estaba cualificado.

Acudir a Madrid no significa que no haya medios suficientes en León, al contrario, su experiencia demuestra una efectividad a prueba de balas, y eso que en Grafística «hay más carga de subjetividad», indica el Subteniente Pablo. «Nadie firma igual con el paso de los años» y por lo tanto las comparativas no son categóricas; o no se dispone de una muestra suficiente, apenas unas letras sueltas; o un documento burdamente realizado «resulta ser oficial, por ejemplo de ciertos países donde un carné de conducir o un DNI lo expiden hasta los municipios».

Sobrecarga

No todos son apasionantes. Algunos informes que solicitan jueces son para resolver litigios de muy escasa entidad, un trabajo que puede llegar a sobrecargar la sección. Otro motivo de posible colapso son las defensas de los informes realizados cuando se producen los juicios. También en esto otros avances tecnológicos han rebajado esfuerzos y costes: ahora se puede testificar ante el juez por videoconferencia. Pero sigue sin ser fácil. Cuando un guardia civil de Grafística elabora un informe de gran repercusión mediática o en el que se juegan hasta millones de euros «medimos nuestras conclusiones ante ocho peritos distintos… y solemos salir muy bien parados».

El abanico de trabajos de Grafística es enorme. Son muy habituales asuntos de falsificación, teniendo en cuenta que el euro «es una moneda muy débil en seguridad», explica el subteniente Pablo. En estos casos, la tecnología obra maravillas, por ejemplo con el videocomparador, que rentabiliza sus 30.000 euros.

Bien distintos son los casos de pasaportes, billetes como las coronas irlandesas o carnés de conducir de incierta procedencia… Aquí toca tirar de experiencia y consultar de bases propias e internacionales (INTERPOL, ERUPOL, Centros de Coordinación Policial Aduanera CCPA´s, etc.)

En cuanto a los manuscritos, la otra gran área de su labor (firmas falsificadas, anónimos, pintadas, cheques…), la comparativa minuciosa es la principal herramienta. Hay que disponer de una muestra indubitada, es decir, auténtica, para poder cotejarla con la muestra presuntamente falsa.

«Milagros no hacemos»

Algunos casos son un reto inmenso. Han llegado a saber si en un cuestionario ha contestado más de una persona, pero tienen claro que «milagros tampoco podemos hacer y a veces el resultado final no puede ser otra cosa que un ‘es probable’».

Con su experiencia, saben que hay muchas falsas creencias. Como que la letra de personas mayores se falsifica fácilmente. Y es que advierten que «todo el mundo sin excepción puede modificar su escritura, pero los expertos distinguimos la naturalidad o no de la escritura». Hay en este laboratorio retos complejos, como aquel caso del pueblo de Salamanca que amaneció con cientos de pintadas insultantes. Pero también aquí los peritos demostraron que «la escritura, incluso con spray, parte de una estructura mental y crea identidad de trazos». Y el delincuente cayó.

Como suele ser cierto el dicho de ‘En casa del herrero, cuchillo de palo’, ninguno de los guardias de Balística, que lo saben todo de armas y municiones, es aficionado a las armas, «es que ni para cazar».

«La gente no tiene ni idea de lo que lleva en las manos, hay rifles que atraviesan un coche de lado a lado», lamenta el brigada Jaime. Casi la única excepción es el brillante revólver Magnum 44 idéntico a la de Clint Eastwood en Harry El Sucio que guarda el teniente Da Silva como oro en paño.

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