Sólo los más preparados
La preparación, la destreza y los conocimientos científicos, cualidades imprescindibles para trabajar en criminalística.
Trayectoria de un disparo en un maletero, análisis caligráfico, escáner para detectar billetes de euro falsos y diferentes calibre de bala.
La pregunta es: ¿Puede cualquier agente de la guardia civil trabajar en el Laboratorio de Criminalística? Obviamente, no. El grado de preparación unida a la destreza innata y los conocimientos científicos, pasados por el tamiz más importante de la experiencia, son cualidades imprescindibles.
Para ser perito de la Policía Judicial en cualquiera de sus siete laboratorios en que se divide la Guardia Civil en España, hay que entrar realizando un curso especializado al término del cual se selecciona «personalmente» a los aspirantes, explica el teniente Da Silva.
Los elegidos harán un curso de 3 a 4 meses en la especialidad elegida (Balística, Grafística o Incendios) y, una vez aprobado, será en su destino lo que se conoce por un ‘tutelado’; es decir, haciendo el mismo trabajo que sus compañeros, durante dos años estará supervisado y no podrá firmar informes ni conclusiones. Si ha de cometer errores, debe ser en este período de prácticas, porque después la responsabilidad de sus decisiones alcanza excesiva gravedad.
Sin embargo, aquí nadie se queda parado en su rutina pericial. Los cursos de reciclaje son constantes, la puesta al día de avances y tecnología es decisiva y también «compartir conocimientos con otros cuerpos y fuerzas de seguridad, en España y a nivel internacional» está a la orden del día. En este último sentido, la coordinación de la Guardia Civil con la Policía Nacional, Ertzaintza, Mossos d’Descuadra o el Instituto Anatómico Forense, e incluso organismos de ámbito internacional «es siempre muy buena y no cabe duda que muy positiva», deja claro el máximo responsable del laboratorio de la 12ª Zona.
Fruto de esa colaboración se producen avances. No tanto como para convertirse en los famosos y ‘farsantes’ CSI televisivos, pero hasta un grado sorprendente. Porque hay cosas de la serie que son muy reales. Por ejemplo, algunos equipos. Las empresas multinacionales del sector de la investigación pericial, la mayor parte de ellas de Estados Unidos, dotan a la serie de Grissom y compañía de sus últimos avances. ¿Con qué finalidad? Pues muy fácil, con intención comercial. Así convierten la ficción en poderosos anuncios de sus artilugios reales.
El laboratorio de la 12ª Zona de la Guardia Civil dispone de algunos de esos equipos de película. No se cortan en estampar ‘CSI’ en sus equipos para que sea evidente su procedencia. Así ocurre con un sistema de localización de trayectorias de disparo por laser. Un ejemplo explica para que sirve. En una batida de caza una docena de tiradores se disponen en semicírculo. Frente a ellos, por error, una persona recibe un disparo. ¿Quién lo realizó? La Guardia Civil despliega sobre el terreno este sistema, reconstruye todas las posibles trayectorias con laser y detecta la mortal. En este caso, el inconveniente real es el enorme dineral que supone pagar el spray que hace visibles los rayos.
Otras veces la experiencia supera en efectividad a la tecnología más avanzada. En León se puede comprobar en la sala blindada donde se realizan los ensayos de tiro y pequeñas explosiones. La plataforma que sujeta el arma, que después se dispara desde el exterior accionando un mecanismo, fue diseñada por un agente ya veterano, después de comprobar que no había en el mercado nada tan robusto ni fiable. Su diseño fue ejecutado en acero por una empresa nacional y desde entonces nada hay mejor.