Guerra defiende a Rubalcaba y tilda de «frivolidad» cuestionar su liderazgo

Seguramente nunca fue de su cuerda pero, en el actual escenario, Alfonso Guerra ha decidido romper más de una lanza por Alfredo Pérez Rubalcaba; la última, ayer durante la presentación de sus memorias «definitivas», Una página difícil de arrancar . El veterano político sevillano arremetió contra quienes, desde el mismo PSOE, tratan de forzar su salida y los acusó de «frivolidad». «Los dirigentes se eligen de manera democrática en un congreso; a los seis meses no se puede decir ‘quiero otro’, no es serio», insistió. No es, cabe intepretar, nada personal. En las 600 páginas del tomo que ahora sale a la venta el nombre de Rubalcaba solo aparece dos veces y relacionado con asuntos menores.

En una menciona que en 1992, cuando Felipe González amagó con abandonar, nadie citó como alternativa su nombre ni el de ninguno de los que posteriormente serían candidatos del partido a la Presidencia del Gobierno. «¿Ceguera de los que hacían los pronósticos o muestra de que los liderazgos se fabrican más por razones de azar y necesidad que como furto de una elaboración racional?», se pregunta.

La otra tiene aún más de miga. Habla de la campaña del 2000, la de la mayor derrota socialista hasta la del 2011. Guerra se había roto un pie, así que no participó siquiera en el mitin de Sevilla. Rubalcaba, encargado de la estrategia electoral, sí quiso en cambio mandarle una radio a casa para que hablara con el argumento de que él sabía lo que «había que decir». La respuesta del hoy secretario general llama la atención: «Sí, pero a él se le escucha».