Los partidos se quedan sin clientela
Las formaciones políticas sufren las cotas más bajas de popularidad en los 35 años de democracia. Los colectivos sociales exigen democracia interna y transparencia.
Nunca antes, a lo largo de los 35 años de democracia, la imagen de los partidos había registrado cotas tan bajas de popularidad. La crisis se ha llevado por delante la confianza depositada en ellos, en especial en los caso de los dos mayoritarios, PP y PSOE. Según el último barómetro del CIS, las fuerzas políticas son la institución peor valorada por los españoles, que apenas les otorgan una nota de 1,83.
La pésima impresión que reflejan se ha traducido en el surgimiento de numerosos y diferentes colectivos que claman por que sometan su funcionamiento interno a una revisión a fondo.
Uno de ellos es el Foro +Democracia, abanderado entre otras personalidades del mundo de la política, la economía o el derecho por los exministros Jordi Sevilla y Josep Piqué. Su objetivo es impulsar un debate abierto a la sociedad por medio del cual articular un texto para una nueva ley de partidos que se rija por los criterios de la transparencia y la democracia interna. La iniciativa no trata de criticar sino de dar una solución, detalla Sevilla, quien considera que «en la Transición existía miedo a la sopa de siglas y eso otorgó demasiado poder a las cúpulas de los partidos, algo que dio su fruto durante 35 años; sin embargo eso provoca que ahora los partidos ya no sean capaces de dar respuesta a las necesidades que se plantean». Otra iniciativa en el mismo sentido se dio a conocer esta semana.
Nombres como los de los economistas César Molinas y Luis Garicano, el diplomático Carles Casajuana o la abogada del Estado Elisa de la Nuez han impulsado un manifiesto titulado ‘Por una nueva ley de partidos’.
Unos y otros coinciden en elementos básicos sobre los que se debe asentar la futura norma, entre los que destacan la celebración de primarias para la elección de los órganos directivos y candidatos o la publicidad de las cuentas financieras.
Sin rendir cuentas
«Los partidos son tan nuestros como la sanidad o la educación, por eso hace falta una norma que siente unas reglas de transparencia y democracia interna cuyo incumplimiento pueda ser denunciado por cualquier ciudadano», explica Sevilla. Para el ex ministro de Administraciones Públicas la ciudadanía debe tener opción a exigir, por ejemplo, la capacidad para llegar a acuerdos.
«Actualmente se anteponen los intereses partidistas a los colectivos y eso nos impide salir de la crisis», crítica.
César Molinas coincide de plano con el político socialista. El economista lamenta que entre las democracias occidentales España sea el único país en el que «los partidos se autorregulan» lo que permite extremos como que «sus cúpulas no tengan que presentar sus cuentas ni a los órganos de dirección». Y aunque sí lo hacen al Tribunal de Cuentas, esta institución no solo está fuertemente politizada sino que además no ha presentado ningún informe desde el 2007, sostiene. En cualquier caso tanto Sevilla como Molinas insisten en que movimientos como los suyos no son antisistema. Todo lo contrario, tienen como objetivo mejorar el actual mediante la aplicación de más democracia, «porque será dentro de ella donde encontremos las soluciones a nuestros problemas», afirma el ex ministro.
Las culpas
¿Por qué no antes? La pregunta que surge es por qué ha hecho falta una crisis de la envergadura de la presente para que la ciudadanía despierte de su letargo.
«Ha sido un proceso paulatino. Mientras marchaba todo bien la ciudadanía ha ido a lo suyo pero ahora estamos en un momento muy delicado y es difícil despertarse sin un nuevo escándalo de corrupción», opina Sevilla. Por su parte, Molinas considera evidente que el conjunto de la sociedad tiene parte de culpa por no haber reaccionado antes. «Pero no todos somos igual de responsables. Por encima de todos están aquellos a los que se ha dado el encargo de dirigir el país», añade.
Respecto a la acogida que sus iniciativas puedan tener por parte de los ejecutivos ambos se muestran optimistas. En menos de una semana desde la publicación de ‘Por una nueva ley de partidos’ el secretario general socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, ya se ha puesto en contacto con sus promotores y les ha invitado a un encuentro para debatir sus propuestas. Reuniones que esperan mantener con todos los partidos pese a que, como advierte un político curtido como Sevilla, «desde la oposición siempre se da más proclividad a los cambios».
El ex ministro vaticina que «si no funciona esta regeneración será muy difícil salir de la crisis. Debemos hacer cambios en los partidos pero no prescindir de ellos». La primera cuestión está en ver si los formaciones tradicionales reaccionan a la presión de la ciudadanía. La segunda si, en caso contrario, sobreviven a su inmovilismo.