Diario de León

El rey reaparece en el Día de las Fuerzas Armadas ‘low cost’

Un acto austero, breve y con poco público, que aplaudió y vitoreó a don Juan Carlos.

Los reyes y los príncipes de Asturias presiden el acto de homenaje a los caídos ayer, en Madrid.

Los reyes y los príncipes de Asturias presiden el acto de homenaje a los caídos ayer, en Madrid.

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M. E. Alonso | madrid
León

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Tres meses después de que tuviera que volver a pasar por quirófano, el Rey reapareció ayer, con buen aspecto, en su primer acto institucional fuera del palacio de la Zarzuela. El lugar no podía ser más propicio: la madrileña plaza de la Lealtad, escenario del acto principal del Día de las Fuerzas Armadas, donde varios cientos de personas le recibieron entre aplausos y algunos vítores. En la celebración más austera de los últimos años, el Monarca estuvo acompañado por la reina y los Príncipes de Asturias. Un evento breve, de apenas treinta minutos, condicionado por la necesidad de reducir el gasto en este tipo de celebraciones militares y por el propio estado de salud de don Juan Carlos, que aún no puede realizar grandes esfuerzos tras su operación de doble hernia discal.

Con muletas

Los reyes y los príncipes llegaron a la plaza a las 12.30 horas, donde fueron recibidos por el ministro de Defensa, Pedro Morenés, los jefes del Estado Mayor de la Defensa, del Ejército de Tierra, de la Armada y del Ejército del Aire, entre otras autoridades civiles y militares.

Con la ayuda de dos muletas, don Juan Carlos se desplazó hasta la alfombra desde la que escuchó el himno nacional, ya con un sólo apoyo, y recibió honores. Posteriormente, avanzó hasta el pequeño podio instalado para la ocasión, desde donde siguió, junto a doña Sofía y los Príncipes, al son de La muerte no es el final , el Homenaje a los Caídos, en el que se depositó una corona de laurel ante la llama permanente que arde en memoria de los militares fallecidos. Desde ese mismo lugar, contemplaron el desfile improvisado de una compañía de la Guardia Real, que puso punto y final al homenaje.

El público asistente aprovechó las pausas del acto militar para corear ‘vivas’ a la Familia Real. El clima contrario al vivido en el último evento en el Liceu de Barcelona, en el que los príncipes fueron abucheados, o en la inauguración de la Feria del Libro, donde la reina también recibió gritos en contra.

Finalizado el acto, el Rey subió a su coche oficial —en el que ocupó el asiento del copiloto— y toda la familia puso rumbo a la Zarzuela, donde compartieron un almuerzo con los ministros de Defensa e Interior, el Jemad y el resto de los generales integrantes de la cúpula militar.

Don Juan Carlos aprovechó la ocasión para transmitir a las Fuerzas Armadas un «mensaje lleno de reconocimiento, gratitud y cariño», para elogiar su «profesionalidad» y destacar que «los españoles nos sentimos muy orgullosos de vosotros». El Monarca cumplió así su deseo de participar en esta celebración castrense, una intención que ya adelantó la Casa Real cuando retomó su agenda pública tras su última intervención. La participación en la celebración del Día de las Fuerzas Armadas del año pasado en Valladolid también supuso su reaparición pública tras la operación de cadera a la que se sometió por su caída en el polémico viaje a Botswana.

Después del fútbol

El homenaje de ayer fue la primera actividad oficial de don Juan Carlos fuera la Zarzuela, que solo abandonó el 17 de mayo para presidir la final de la Copa del Rey entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid en el Bernabéu, el mismo lugar en el que dos semanas antes, el 30 de abril, asistió a la semifinal de la Champions League.

Fue un acto ‘low cost’. El de 2013 será recordado como el Día de las Fuerzas Armadas más austero de la historia, sin desfile militar ni recepción oficial. El año pasado el Ministerio de Defensa ya eliminó los grandes fastos de ediciones anteriores —con desfiles o exhibiciones espectaculares— y optó por un modesto acto de 45 minutos. El ahorro fue notable: 200.000 euros frente a los 1,3 millones del 2011. Aun así, este año Morenés apostó por reducir aún más el presupuesto. Sin acto central y sin salir de Madrid, con lo que redujo la partida a apenas 90.000 euros.

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