Diario de León
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patricia de arce | (efe) madrid

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Toca tregua. Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba no se tiraron ayer los trastos a la cabeza en la sesión de control del Congreso, porque lo primero es lo primero y esta vez hay que pactar.

La expectación es máxima ante el que sería el primer gran pacto de esta legislatura entre el Gobierno y los socialistas (y algún partido más), aunque lo de «gran» sea relativo, ya que no se trata de acordar medidas ante la crisis o políticas concretas, sino de llevar al próximo Consejo Europeo una postura consensuada. En cualquier caso, ayer tanto el presidente del Gobierno como el líder de la oposición debían representar, desde el escenario de sus escaños, su voluntad negociadora. Y han cumplido sobradamente con el papel.

No hubo reproches, ni palabras malsonantes, ni bancadas de uno u otro lado jaleando a sus respectivos líderes: Rajoy y Rubalcaba se esforzaron por destacar más lo que los une que lo que los separa, y tan sólo se coló alguna indirecta del líder socialista sobre el hecho de que el tiempo le ha dado la razón y Europa ha tenido que relajar el calendario del déficit.

Sí fue más explícito Rubalcaba sobre la necesidad de acuerdo ante el Consejo, mientras que Rajoy se ha decantado por destacar las coincidencias que les unen en este asunto. Y es que si algo tienen claro ya populares y socialistas es lo que contendrá el acuerdo, que se plasmará en una proposición no de ley que aprobará el pleno del Congreso en la misma semana de la cumbre europea: el impulso de la unión bancaria, medidas para el empleo juvenil y propiciar crédito para las pymes.

Tras las preguntas, tanto Rajoy como Rubalcaba han salido, cada uno por su lado, sonrientes y optimistas, y no se cumplió el rumor de que se iban a reunir en la Cámara para hablar del asunto.

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