De los días de esquí a las noches entre rejas

Aquellos días de lujo, cenas caras y contínuos viajes a Suiza no quedan tan lejos. Hasta los gestores del Lombardier, uno de los más exclusivos bancos de Suiza, se mostraban sorprendidos en sus memorándums confidenciales del nivel de vida de Luis Bárcenas.

Ese cliente VIP que aprovechaba sus visitas a Ginebra en las que llevaba maletines cargados de dinero para esquiar en Avoriaz, Val d’Isere, Tignes o Zermatt, ingresó el jueves por la tarde en prisión con mucho menos equipaje que en sus costosos viajes ‘gratis total’ a Laponia en compañía de Francisco Correa y el ex marido de la ministra Ana Mato, Jesús Sepúlveda. El mismo Luis Bárcenas que antes esos mismos gestores fanfarroneaba de tener mucha prisa en irse de Ginebra porque esa misma noche tenía una reserva para cenar en Lyon con su mujer, la maragata Rosalía Iglesias, en Chez Bacchus, uno de los restaurantes más caros y lujosos del viejo continente.

En febrero, cuando se descubrió que tenía al menos 22 millones escondicos, Bárcenas se fumó un puro, se fue a Vancouver y se dio una fiesta de heli-esquí bajando por pistas vírgenes.

Antes de entrar en prisión, lo que más le dolió fue quedarse sin pasaporte, cuando al juez ya le pareció excesivo que el imputado siguiera moviéndose con total impunidad por medio mundo.