Y el cielo lloró con la recogida de maletas

El cielo compostelano aguantó la compostura de su tendencia a lanzar trombas de agua hasta ayer, quizá para marcar más la tragedia de un tren que se estrelló contra un muro y recordar con ello a las familias de los muertos que las nubes lloraron cuando fueron a por sus maletas.

Una decena de familiares de las víctimas del mortal accidente del pasado miércoles, que ocasionó 78 fallecidos confirmados, comenzaron a desfilar a partir de las seis de la tarde de ayer por el pabellón deportivo de Rosalía de Castro para recoger los efectos personales encontrados en el lugar del accidente.

Cariacontecidos, cabizbajos, ojerosos y callados, los familiares se han aproximado bajo una intensa lluvia a la verja que separa la calle y las cámaras de televisión apostadas en el lugar del pabellón en el que se guardan las maletas y los enseres de las víctimas.

Ninguno de ellos, cansados estos días de ser perseguidos por las cámaras y los flashes, quiso hacer declaraciones a los periodistas a excepción de uno de ellos. «Cobraré derechos de imagen. Es todo lo que tengo que decir», sentenció. Quizá el dolor de estos familiares y la fuerte lluvia les ha hecho olvidar que recogían los efectos de sus muertos en un pabellón que linda con la comisaría de Policía Nacional y desde el que se ve la bandera de Galicia ondeando a media asta en la sede de la Xunta de Monte Pío en señal de luto.

Los familiares se sumaron ayer al sonar que desprende el granito compostelano. Arrastraron al salir del pabellón la maleta de los suyos, algunas marcadas todavía con el número de la víctima a la que correspondía. Y todo ello bajo las lágrimas del cielo.