Incómodos saludos con Cameron y Kirchner
San Petersburgo, segunda ciudad de Rusia con más de cinco millones de habitantes, es conocida como la ‘Venecia del norte’ porque está formada por 44 islas unidas por canales navegables. En una de ellas, fuertemente custodiados por mar, tierra y aire, permanecerán durante 48 horas los presidentes de los 20 países más influyentes de la tierra.
Se trata de una ocasión inmejorable para tratar cara a cara cuestiones de índole bilateral, pero Mariano Rajoy vivirá dos momentos espinosos, los saludos con la argentina Cristina Fernández Kirchner, con la que apenas tiene contacto tras la expropiación de la filial de Repsol en Argentina, y con el británico David Cameron, con el que mantuvo este verano varias tensas conversaciones a raíz del conflicto con Gibraltar. Sin embargo, no se descarta que Rajoy y Cameron vayan más allá del simple apretón de manos y mantengan una reunión bilateral, posibilidad que de momento no está cerrada.
Curiosamente, Rajoy y Kirchner han compartido ‘enemigo’ este verano. La presidenta argentina ha intentado buscar paralelismos entre la polémica de España con el Reino Unido con Gibraltar y el sempiterno enfrentamiento entre Buenos Aires y Londres por las islas Malvinas. Una comparación que rechaza el Gobierno español, que asegura que pese a todo, mantiene unas «excelentes» relaciones diplomáticas con el Reino Unido.
Cita con Putin
Fuentes de la Moncloa sí han confirmado que Rajoy tiene cerrada una importante cita bilateral con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, con el que abordará cuestiones económicas, pero también de índole internacional, como el conflicto de Siria.
El jefe del Ejecutivo español conocerá de primera mano las últimas fluctuaciones de este conflicto con algunos de sus principales protagonistas, el propio Putin, el principal valedor del régimen de Bashar al Assad y Baack Obama, con el que no tendrá reunión bilateral, François Hollande o Cameron, que abogan por una intervención en el país. España también es partidaria de castigar el uso de armas químicas pero, de momento, apuesta por aguardar el plácet de Naciones Unidas antes de tomar una decisión sobre cuál podría ser su aportación a una hipotética acción militar conjunta.