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Las batallas por Madrid, Valencia y Andalucía agrietan la calma que pide Rajoy

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Antonio Montilla | madrid
León

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Las andanas de Luis Bárcenas han dejado exhausto al PP. La dirección del partido ha dejado desguarnecidos varios flancos territoriales vitales: Madrid, Valencia y Andalucía, las tres circunscripciones autonómicas que más votos aportaron a la victoria de Rajoy. Turbulencias que ponen en cuestión el llamamiento a la unidad que realizó el presidente del Gobierno en el comité ejecutivo nacional.

Perder la mayoría

El PP maneja encuestas internas que vaticinan la pérdida de la mayoría absoluta en las alcaldías y en los gobiernos regionales de Madrid y Valencia. Además, el caudal de votos cosechado en Andalucía en el 2012 —1,5 millones— comienza a escurrirse por culpa de una estructura huérfana tras la marcha de Javier Arenas. Hace falta un nuevo patriarca.

Tal y como se preveía, el varapalo olímpico de Madrid 2020 ha supuesto el pistoletazo de salida de la carrera por la alcaldía de la capital de España. Ana Botella, pese a las voces de su propio partido que auguraron que tiraría la toalla, dio el lunes un paso hacia adelante y presentó su candidatura. La puesta en escena en este tipo de presentaciones suele ser importante y la esposa de Aznar, que participó en un desayuno informativo, contó con la presencia de Soraya Sáenz de Santamaría, poco asidua a este tipo de eventos. Durante el coloquio, a Botella le preguntaron por el hipotético interés en Esperanza Aguirre —presente en la sala— por disputarle el puesto. «Eso se lo tendrán que preguntar a ella», indicó Botella de una manera aparentemente inocente.

Dicho y hecho. La ‘lideresa’ hizo lo que mejor sabe: no cerrar ninguna puerta. Aguirre recordó que «ya no está en primera línea de la política» para añadir, apenas unos segundos más tarde, que eso «no significa que vaya a dejar la política, porque la política es mi vida».

El regreso de Rita

Si el polvorín de Madrid es endémico, en Valencia obedece a una suma de salidas en falso de sus líderes. Zaplana y Camps abandonaron de manera premeditada la presidencia, por motivos muy diferentes. El actual número uno, Alberto Fabra, no logra hacerse con las riendas de la cúpula regional. Una inesperada visita en julio de Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, a la Moncloa disparó todas las alarmas sobre una operación para idear un futuro sin Fabra.