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«No somos ni piratas ni terroristas, sino pescadores»

Débil coartada de los seis somalíes juzgados por atacar el ‘Patiño’.

Los seis presuntos piratas somalíes ante el juez en la Audiencia Nacional.

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m. balín | (colpisa) madrid

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Trajeado, pelo recién cortado, estiloso y con un español aceptable pese a llevar 20 meses en prisión, Mohamed Said Ahmed, somalí de 25 años, trató ayer de convencer al tribunal de la Audiencia Nacional que lo juzga por atacar el buque de la Armada Patiño , junto a otros cinco compañeros en enero de 2012 en el Índico, que su intención no era asaltar la nave de guerra.

«Ni somos piratas ni terroristas, sino que venimos de una pequeña aldea del sur de Somalia, un pueblo de gente pobre y de pescadores. Llevábamos siete días a la deriva, hambrientos, cuando vimos el buque y nos acercamos para pedir ayuda. No nos escucharon y empezaron a disparar sin hablar nada», declaró el joven gesticulando con énfasis.

Said Ahmed llevó la voz cantante de sus otros colegas juzgados, que más o menos utilizaron sus mismos argumentos para negar la acusación de la Fiscalía, que pide 23 años de prisión a cada uno por los delitos de piratería, penado con 13 años, pertenencia a organización criminal, seis años, y tenencia y depósito de armas, cuatro.

«La verdad, señor, no sé por qué estamos aquí», concluyó el acusado dirigiéndose al presidente del tribunal, el juez Fernando Grande-Marlaska. Este, agradecido por su esfuerzo, le felicitó por su aprendizaje del español y le mandó sentarse.

Tras él se levantó Abdillahi Mohamed Gouled. A diferencia de su compañero, vestía un chándal de propaganda y lucía un estilo desgarbado. Nada más empezar a declarar se lanzó al cuello de los magistrados. «¿Quiénes son ustedes?», preguntó de forma fría el somalí de 33 años. Y Marlaska, muy didáctico, le explicó los detalles. «Mire, este es el tribunal, aquella la fiscal, detrás está la secretaria judicial y esta es su abogada, que ya veo que la conoce», relató.

En el caso de Hamoud Elfaf Mahou, de 33 años, su versión de la madrugada en la que el Patiño se vio sorprendido por el esquife pirata es que se encontraban buscando a otra lancha que se había averiado y acabaron perdiéndose. «Nos acercamos al buque para pedir comida y combustible», declaró su colega Mohamed Abdullah Hassan, de 28 años.

Pero su débil coartada quedó difuminada por las evidencias que enumeró en el juicio la fiscal Teresa Sandoval. «Usted dice que no llevaba comida ni gasolina, pero se les intervino pescado envasado al vacío, tres garrafas de aceite de motor de cinco litros y siete garrafas de 50 litros de gasolina», recordó.

Otro indicio para la acusación es que pese a que negaron que portaran ninguna clase de armas o de material para el abordaje, en el esquife se halló un casquillo de un fusil AK-47. «Somalia es un país de guerras, es normal que haya cartuchos», trató de defender la abogada defensora de los somalíes.

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