VIOLENCIA CALLEJERA
La kale borroka no termina de desaparecer
La violencia callejera ha sido residual en 2013 y Euskadi ha vivido rebrotes aislados, con ataques a sedes del PP y el PNV que han alarmado en algunos casos a la clase política vasca, pero en todos ellos la izquierda abertzale ha tratado de apartarse al estar "en las antípodas" de su estrategia.
La mayoría de actos de kale borroka se han concentrado en la última parte del año motivados principalmente por la huelga de hambre que los presos de ETA encarcelados en la cárcel de Sevilla II secundaron entre el 28 de octubre y el 28 de noviembre.
De hecho, en noviembre las sedes del PP han amanecido muchas mañanas con pintadas en apoyo a estos reclusos, con manchas de pintura e incluso han sido atacadas con cócteles molotov, como ocurrió en Barakaldo (Bizkaia) en la madrugada del 29 de noviembre.
No obstante, uno de los ataques más graves hacia esta formación política ocurrió antes de la huelga de hambre: el 4 de octubre y a plena luz del día un grupo de radicales precintó con carteles en favor de los presos la entrada de la sede popular en San Sebastián y una treintena de personas se concentró ante sus puertas profiriendo gritos de "fascistas" y en contra de la dispersión.
Este episodio fue condenado por el Parlamento Vasco aunque EH Bildu no respaldó el texto de "rechazo" porque, según dijo en la Cámara uno de sus dirigentes, Pello Urizar, el ataque "no pasó más allá de la pegada de carteles y pegatinas".
Sin embargo, el incremento de actos violentos de noviembre, con quema de contenedores en distintos puntos de Bizkaia y Gipuzkoa, llevó a la izquierda abertzale a mostrarse más contundente y tratar de distanciarse de la kale borroka, cuyos ataques han incluido también lanzamiento de pintura roja y amarilla contra sedes del PNV.
Así, Joseba Permach ha pedido que la lucha en favor de los derechos de los presos se haga con "métodos pacíficos y democráticos" y la parlamentaria de EH Bildu Maribi Ugarteburu ha puesto en duda la autoría de unos ataques que sólo benefician a "los enemigos de la paz" y a los partidos que "bloquean soluciones" y que "se sitúan en las antípodas de lo que reclama" esta coalición soberanista.
Sin embargo, también ha habido pronunciamientos menos contundentes desde las filas de la izquierda abertzale. De esta manera, en San Sebastián Bildu no respaldó un texto de condena a los últimos actos violentos y Pernando Barrena, portavoz de Sortu, aseguró que le importaba más la situación de los etarras en huelga de hambre que "unos contenedores de plástico", si bien recalcó que este tipo de actuaciones estaban "fuera de tiempo y lugar" y que no las compartía "en absoluto".
A pesar de todo, 2013 no ha sido un año "especialmente virulento", a juicio de la consejera vasca de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, que no obstante ha pedido no "banalizar" ningún acto de este tipo.
Según los datos que la propia consejera dio en el Parlamento Vasco el pasado día 13, a lo largo del año se han contabilizado 206 acciones de violencia callejera, aunque de ellas sólo 14 han sido comunicadas a la Audiencia Nacional al ser las únicas que pueden calificarse como kale borroka.
El año termina con los partidos reclamando una condena contundente a la izquierda abertzale y con ésta poniendo en duda la autoría de unos ataques que van "en contra de su estrategia".