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Un fatigado rey alaba la «serenidad» del Ejército para garantizar la seguridad

Ayudado por muletas y titubeante, don Juan Carlos reaparece en la Pascua Militar .

El rey es recibido cerca de la puerta del Palacio Real por el presidente del Gobierno.

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mateo balín | (colpisa) madrid

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El rey reapareció ayer en público en el solemne acto de la Pascua Militar, la tradicional apertura del curso castrense, tras una convalecencia de casi dos meses por la operación de su cadera izquierda. Ayudado por dos muletas, mucho más delgado y un tanto titubeante durante la lectura de su discurso, don Juan Carlos agradeció la «confianza y serenidad» que han mostrado las Fuerzas Armadas para garantizar la seguridad nacional y el bienestar de los españoles.

El jefe del Estado, recien estrenados los 76 años, llegó al Palacio Real pasadas las 12.30 horas acompañado por la Reina y los Príncipes de Asturias. Debido a su estado físico, este año, al igual que en la celebración de 2013, cuando el Monarca se recuperaba de otra operación de cadera, la celebración de la Pascua Militar no incluyó la revista a las tropas ni el besamanos de las autoridades, por lo que la duración del acto fue más corta que en otras ocasiones, poco más de 45 minutos.

Esta fue, quizá, la mejor noticia para don Juan Carlos, que en su primera comparecencia pública tras la operación del pasado 21 de noviembre se le vio caminar con cierto brío con las muletas, incluso dejó una para saludar saludar a pie del automóvil a las autoridades que le esperaban en la Plaza de la Armería. Pero que tuvo serios problemas para leer su discurso, en un tono fatigado y con varias equivocaciones, confundió cumplimiento por sufrimiento o milicia por familia. Errores que fuentes de la Casa Real achacaron al efecto de una inadecuada iluminación de las hojas sobre el atril móvil.

En suma, no fue la reaparición esperada por sus más estrechos colaboradores en la Zarzuela, que esta semana le han preparado un aterrizaje suave con una única audiencia mañana miércoles con el ministro de Asuntos Exteriores de Japón, Fumio Kishida, que se encuentra de visita oficial en España.

Así, el rey dedicará el resto del tiempo a los trabajos de rehabilitación para recuperar la movilidad, mientras mira de reojo la decisión que tome el juez de Palma José Castro sobre la posible imputación de la Infanta Cristina en el caso Nóos, un «martirio» que el jefe de la Casa Real, Rafael Spottorno, espera que «acabe pronto», según declaró en una entrevista concecida a TVE.

«Ejemplaridad»

Precisamente, la cacareada ejemplaridad que el rey ha asumido como propia en sus dos últimos discursos de Navidad —«asumo las exigencias de ejemplaridad y transparencia que reclama la sociedad», dijo en su último mensaje en velada referencia al caso que afecta a su yerno Iñaki Urdangarín y que proyecta sobre su hija— también fue exhibida en su arenga de la Pascua Militar.

En esta ocasión, su proclama en favor de un mayor compromiso ético de las instituciones fue ante unos 120 invitados reunidos en el Salón del Trono del Palacio Real, entre los que estaba el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, los ministros de Defensa y del Interior, Pedro Morenés y Jorge Fernández Díaz, y la cúpula militar al completo con el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Fernando García Sánchez, a la cabeza.

El comandante supremo de las Fuerzas Armadas animó a los militares a perseverar en su «ejemplaridad», a «seguir transmitiendo confianza y serenidad», a «continuar trabajando unidos por la seguridad y el bienestar del conjunto de los españoles» y a ser «los primeros en ofrecer y los últimos en recibir».

Vestido con uniforme de capitán general del Ejército de Tierra, el monarca se declaró «plenamente consciente» del «enorme esfuerzo» que realizan los soldados, tras un «duro año», por «mantener las capacidades» necesarias para garantizar la defensa de España.

En el contexto de «un escenario económico de gran complejidad», advirtió, resulta «imprescindible continuar avanzando» por la senda que permita «obtener el máximo rendimiento de los recursos y mantener la operatividad de nuestras unidades», el principal desafio tras los sucesivos recortes del Ministerio de Defensa, un tercio menos de dinero en los últimos cinco años.