La pírrica victoria de Diego Torres
La segunda citación como imputada de la infanta Cristina es, a la postre, una consecuencia remota pero a la vez directa de la ofensiva de correos electrónicos que Diego Torres inauguró hace ahora hace 20 meses, cuando Iñaki Urdangarín compareció por primera vez ante el juez José Castro, culpando a su exsocio y a su mujer de casi todo. El exprofesor de Esade contestó con artillería pesada dirigida a los cimientos de la Zarzuela. Hasta entonces, ni la acusación más virulenta del caso Nóos, Manos Limpias, se había planteado siquiera pedir que la hija de los reyes declarase como acusada en los juzgados de Palma. Torres y sus famosos correos electrónicos crearon, sin duda, el caldo de cultivo judicial y social para la citación de la infanta.
Esosmensajes serían el principio de un larguísimo «martirio» que ya supera el año y medio para Cristina de Borbón, pero también para la Zarzuela, y en particular para dos destacados miembros de la Casa Real, Carlos García Revenga, secretario personal de las infantas que pasó a estar también imputado en este sumario a raíz de los correos que detallaron su activa participación en los negocios de Nóos, y José Manuel Romero, Conde de Fontao, el asesor personal de don Juan Carlos.