Rajoy vende en Washington su visión más optimista del país

Mariano Rajoy, con el aval de Barack Obama a su política de reformas en el zurrón y el la constatación oficial del primer crecimiento -aunque leve- de la economía española en nueve trimestres, protagonizó ayer en Washington su discurso más optimista desde que llegó a la Moncloa en noviembre de 2011.

El presidente del Gobierno aparcó su controlada ambigüedad y auguró un incremento de nuestra economía en 2014 superior al 0,7 que pronostica su Ejecutivo y un crecimiento neto de empleo.

Ante unos 200 representantes de la patronal más influyente del mundo, la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, Rajoy animó a los empresarios a aprovechar la mejora de la flexibilidad y competitividad que han traído algunas de sus reformas, en especial la laboral. Una reestructuración, muy contestada por los sindicatos y los partidos políticos de izquierda, pero que se ha convertido en una de las herramientas preferidas del presidente del Gobierno a la hora de vender la recuperación en España.

A Mariano Rajoy, durante los 30 años que lleva en política, le han definido de muchas maneras, pero tal vez nunca como lo hizo ayer Thomas J. Donohue, presidente de la Cámara de Comercio de los Estados unidos. «Es usted un optimista», le espetó. Un calificativo que nunca le gustó al presidente del Gobierno, que siempre prefirió un perfil más pragmático.

Rajoy se mostró más relajado de lo habitual, tal vez porque le separaba un océano de los graves problemas institucionales que le aguardarán mañana, a su regreso a Madrid. Cuestiones espinosas como el aumento de la presión independentista en Cataluña, movimientos en el País Vasco previos a la disolución de ETA y rechazo de una parte importante de la sociedad a la reforma de la ley del aborto.

De nada de eso tuvo que hablar en un foro que escondía en su título una verdadera declaración de intenciones: ‘España, de vuelta al crecimiento, preparada para el empleo’.

Ante altos cargos de multinacionales como Coca-Cola, IBM, Intel, UPS, Chrysler, entre otros, hizo un leve diagnóstico del camino recorrido para centrarse en el futuro que, sin cortapisas, declaró como esperanzador.

Aquellas dudas

Rajoy recordó que hace dos años, existían serias dudas sobre la viabilidad del euro, el rescate de España o si la prima de riesgo cesaría en algún momento de crecer.

Todo eso, según el jefe del Ejecutivo, es agua pasada. Un éxito que se arrogó sin medias tintas. Achacó a los severos ajustes presupuestarios y a las reformas estructurales puestas en marcha por su Gabinete la mejora en la competitividad, la reducción del déficit público en tres puntos, el saneamiento de las cuentas públicas «de todas las administraciones» y la recuperación de la confianza en el sistema financiero español. «La mejora de la competitividad es el resultado más visible y el pilar de la recuperación de la economía española», sentenció el presidente español.

Tal y como le encomendó Obama el lunes en la Casa Blanca, el gran reto de España es atajar el alto nivel de desempleo. Rajoy reconoció que es la gran lacra del país, pero puso en valor la importancia de los 150.000 parados menos con los que se cerró el 2013. El presidente del Gobierno prometió que seguirá con el impulso reformista porque es, a su juicio, el único camino para superar los problemas.

Destacó que esta es la única dirección correcta. «Los españoles tenemos fundado derecho a la esperanza», destacó. Rajoy también reconoció, tal vez a modo de homenaje, el decisivo papel que ha jugado lo que el PP denomina como «mayoría silenciosa». Alabó el comportamiento de una «sociedad comprometida, responsable y decidida a dar la batalla por recuperar el bienestar social», declamó.