Diario de León

Gobierno, PP y víctimas de ETA dan por zanjado su último encontronazo

Marimar Blanco recalca que «el enemigo no es el Gobierno del PP» sino la banda.

Marimar Blanco es la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo.

Marimar Blanco es la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo.

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a. montilla | madrid
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El Gobierno y el PP intentan frenar a toda costa el deterioro que sufren desde hace meses sus relaciones con las víctimas del terrorismo. El desencuentro, que comenzó a ser palpable a partir de la liberación por motivos de salud del etarra Josu Uribetxeberria Bolinaga en octubre del año pasado, subió muchos peldaños tras la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de rechazar la doctrina Parot, lo que supuso la puesta en libertad de más de 60 presos de ETA. La gota que colmó el vaso de algunos representantes de los colectivos de damnificados por la banda terrorista fue la reunión que los exconvictos de ETA celebraron el 4 de enero en Durango.

Consuelo Ordoñez, hermana del asesinado concejal de San Sebastián Gregorio Ordoñez y presidenta de Covite, aseguró el jueves delante de la cúpula del PP vasco, que «estamos más cerca que nunca de que los terroristas consigan lo que no lograron matando». Un análisis en las antípodas del que realiza el Ejecutivo, que defiende que ETA está derrotada, y solo queda su disolución.

No se trata de un hecho aislado. En noviembre, durante una gran concentración en Madrid contra la decisión de Estrasburgo de anular la doctrina Parot, destacados miembros de la dirección nacional del PP tuvieron que escuchar gritos e insultos.

Rebajar la tensión

Los tradicionales aliados, ahora distantes, buscaron este viernes rebajar la tensión. Veinticuatro horas después de sus reproches, Consuelo Ordoñez aseguró que la polémica con el PP vasco estaba «plenamente zanjada y cerrada», aunque sin aclarar los motivos de este súbito cambio de parecer. Sí apostilló que existe el compromiso de revitalizar el diálogo entre Covite y la formación que lidera Arantxa Quiroga.

Más contundente se mostró Marimar Blanco, presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, al recalcar que «el enemigo no es el Gobierno del PP» sino la banda terrorista ETA. No obstante, reconoció la existencia de un problema latente. «Me duele muchísimo -explicó en la convención de los populares catalanes en Barcelona- ver a las víctimas del terrorismo divididas».

La hermana del concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco, cuyo asesinato en 1997 marcó un punto de inflexión en el rechazo social a ETA, aseveró que estará «con el Gobierno y con el partido de mi hermano» mientras no se demuestre que Rajoy está tomando atajos para lograr la desaparición de la banda terrorista.

El Ejecutivo también prefirió no echar más leña al fuego. Soraya Sáenz de Santamaría rehusó valorar los últimos reproches de las asociaciones de víctimas por los atentados terroristas porque, a su juicio, «no se debe debatir con el dolor de las víctimas». La vicepresidenta del Gobierno, en la comparecencia posterior al Consejo de Ministros, enfatizó que hay líneas rojas que el Ejecutivo no piensa rebasar para acelerar la desaparición definitiva de la banda terrorista. «ETA -incidió- no va a obtener nada por dejar de matar y debe disolverse sin condiciones y sin concesiones porque bastante dolor ha causado ya».

Defensa de Rajoy

Sí quiso salir en defensa del presidente del Gobierno. Sáenz de Santamaría arguyó que Rajoy mantiene hoy en día la misma política antiterrorista que llevó a cabo durante su etapa como ministro del Interior bajo la presidencia de José María Aznar.

Pese a esta nueva declaración de intenciones conciliadoras entre PP y los grupos más críticos de víctimas, lo cierto es que esta controversia tendrá un peso electoral para el PP. La dirección del partido gubernamental tiene asumido que va a perder votos por su derecha, pero que muchos de estos apoyos no van a recaer en otros partidos sino que se van a quedar en la abstención.

Este alejamiento de posturas ya ha provocado la creación de un partido político, Vox, con exdirigentes populares en el País Vasco, como Santiago Abascal, o el exfuncionario de prisiones José Antonio Ortega Lara. Un partido que aspira a reunir a desencantados con el PP, pero que los populares creen que no va a restarles votos; en todo caso, dicen, erosionará a UPyD.

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