Diario de León

Aguirre: "ETA no está derrotada aunque algunos en el PP lo crean"

Rajoy retorna a las movedizas arenas de un PP agitado por debates como Cataluña, ETA o el aborto y con la insólita amenaza de partidos que le disputan la derecha

Esperanza Aguirre en la convención del PP en Valladolid

Esperanza Aguirre en la convención del PP en Valladolid

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Valladolid - Antonio Montilla
León

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Mariano Rajoy reconoce sin ambages que no dedica al partido el tiempo que requiere una formación tan compleja como el PP. Lleva dos años prácticamente enclaustrado en el complejo de la Moncloa, que solo abandona para cumplir con su agenda oficial. Su obsesión por evitar el rescate de la economía española le obligó a traicionar parte de sus propias promesas electorales con decisiones como el incremento de la carga impositiva, en especial con la subida del IRPF y del IVA, y los recortes en sanidad, educación y pensiones, parcelas del estado de bienestar en los que prometió no meter la tijera. "La realidad me ha impedido cumplir con mi programa electoral", lamentó el presidente del Gobierno en septiembre de 2012

Pese a este distanciamiento entre el PP y sus votantes, del que llevan meses alertando las encuestas, las participaciones de Rajoy en actos proselitistas se pueden contar con los dedos de las manos. El último, en un contexto muy forzado por el pulso soberanista de Artur Mas, fue el discurso que ofreció la semana pasada en Barcelona. Las instalaciones de Génova 13 apenas las pisa. Sus referencias sobre la maquinaria popular le llegan a través de sus conversaciones, casi diarias, con María Dolores de Cospedal y de contactos más esporádicos con otros miembros de la dirección popular, como Javier Arenas

La convención nacional de Valladolid marcará un punto de inflexión en este sentido. Mariano Rajoy pisará más el partido, sobre todo para poner orden de cara al carrusel de citas electorales que comenzarán el 25 de mayo, con los comicios al Parlamento europeo

El jefe del Ejecutivo entiende los 'líos internos' como una especie de maldición bíblica, porque cree que uno de los mayores errores que se pueden cometer en política es crear problemas allí donde no los hay

Pese a ello, la de Valladolid se puede bautizar como la convención de los líos. El PP ha renunciado al objetivo inicial con el que ideó este cónclave, sacar pecho ante los incipientes logros de las políticas del Gobierno, para esmerarse en recuperar la imagen de unidad que exhibió tras las elecciones generales de 2011. La postura oficial, la que pretende inculcar la dirección nacional del PP, es negar el riesgo de fractura y minimizar la convulsión, pero en los pasillos del auditorio Miguel Delibes -por donde transitan los más de 2.000 participantes en esta cumbre popular-la percepción es otra

Preocupan las ausencias de José María Aznar y Jaime Mayor Oreja, inquieta la irrupción de Vox de la mano de José Antonio Ortega Lara, cansa la tardanza en frenar la amenaza separatista de Artur Mas y sorprende la falta de coordinación a la hora de abordar la reforma de una ley en la que convergen tantas sensibilidades, como la del aborto. Pero la herida que más duele a las bases de la formación que fundó Manuel Fraga es, sin duda, la provocada por las críticas de las asociaciones de víctimas del terrorismo. Unos reproches centrados en la supuesta inacción del Ejecutivo a la hora de impedir la anulación de la doctrina Parot -decisión adoptada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos- y en la supuesta ruptura de la actual dirección del PP del País Vasco, encabezada por Arantza Quiroga, con el legado de sus antecesores

Apuntalar a Quiroga La cúpula del PP no escatima esfuerzos a la hora de defender al equipo de Quiroga. "Son los nuestros", espetó desde el plenario María Dolores de Cospedal. "Estuvimos con Carlos Iturgaiz, María San Gil y con Jaime Mayor y ahora estamos con Arantza Quiroga", abundó Javier Arenas, vicesecretario general de política autonómica del PP y uno de los pocos miembros de la 'vieja guardia' que aún siguen en primera fila

Más angosto es el camino para imponer un mensaje único sobre el final de ETA. El ministro del Interior, Jorge Fernández, arropa a Rajoy en su idea de que la banda terrorista está derrotada y solo tiene el camino de la rendición sin condiciones. Esperanza Aguirre pone voz a los que opinan lo contrario. "ETA no está derrotada, aunque haya gente que piense que sí", soltó nada más desembarcar en Zaragoza. De momento no se atreve a insinuar, como sí hizo Ortega Lara en la presentación de Vox, que el Gobierno estaría imbuido en una suerte de hoja de ruta, presuntamente ideada por José Luis Rodríguez Zapatero, para negociar la rendición de ETA a cambio de ciertas prebendas para los presos. Una teoría conspiratoria que Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría, Jorge Fernández y María Dolores de Cospedal rebaten de manera categórica

En la convención se oyó una tercera reflexión, que evidencia un intento de modular el mensaje para que nadie se sienta incómodo con la postura del PP. "ETA está derrotada, pero no vencida", glosó Esteban González Pons, uno de los tres vicesecretarios generales del partido

Las relaciones entre Mariano Rajoy y José María Aznar darían para un ensayo sobre los relevos en las jefaturas de los partidos políticos

El actual líder del PP necesitaba, y mucho, a su antecesor y mentor en Valladolid para acallar el murmullo sobre la presunta crisis de identidad que amenaza con derivar en escisión. Aznar sopesó durante unos días cómo resolver su encrucijada personal: ir a Valladolid y alimentar el fuego de la convulsión censurando, o no defendiendo, algunos de los últimos pasos dados por Rajoy o no acudir, y soliviantar los prolegómenos de este cónclave. Optó por la segunda. Puerta de entrada La convención popular, en un claro intento de no dar cuartos al pregonero, desdeñó a Vox. Pero no pudo evitar que en los corrillos se comentase la irrupción de un partido que, por primera vez, quiere disputarle la derecha al PP. Cospedal, en la inauguración, advirtió a los indecisos de que en el panorama político español "o es el PP, o la nada". Arenas, que no cesó de repetir que se siente "muy orgullo de pertenecer al PP, antes y ahora", recalcó que en la historia del PP "siempre se ha enseñado la puerta de entrada, nunca la de salida -por la que ya han desfilado Alejo Vidal-Quadras, José Ortega Lara o Santiago Abascal-, porque aquí no sobra nadie"

Pese al intento de instaurar el 'aquí no pasa nada', la cúpula popular toca a rebato en pos de la unidad y de la cohesión interna, porque -como compartió Arenas-un partido cohesionado puede dedicar el cien por cien de su tiempo a resolver los problemas de los españoles. Rajoy sí logro en Valladolid encerrar el anteproyecto de la ley del aborto en el laberinto del trámite parlamentario. Silencio sobre esta espinosa cuestión, al menos hasta las elecciones europeas

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