El Gobierno tacha de «teatro» el sellado de las armas de la banda
El Gobierno sabía desde principios de semana que el gesto de ETA iba a ser muy limitado y por eso valoró el anuncio de la Comisión Internacional de Verificación antes incluso de que los mediadores comunicaran que la banda había dejado «fuera de uso operativo» parte de su arsenal. «Más de lo mismo», fue la síntesis que hizo Jorge Fernández Díaz, para acto seguido advertir de que el Ejecutivo central no tiene ninguna intención de «contribuir a esa teatralización». El titular de Interior se negó a «darle credibilidad a esa escenificación a la que ETA nos viene sometiendo».
El ministro, al que el Gobierno dejó todo el peso de la reacción oficial al anuncio de los mediadores, recordó el mantra del Ejecutivo desde que la banda terrorista anunciara en octubre de 2011 el cese definitivo de su actividad armada: «El Estado está trabajando para la disolución definitiva sin condiciones de ETA, trabajando para la derrota total y definitiva de la banda».
Desde el PSOE, su vicesecretaria general, lanzó un mensaje muy parecido al del Ejecutivo a la banda : «Debe dejar todas las armas y desaparecer». «ETA dejó de matar hace dos años y ahora tiene que dejar de existir», apuntó Elena Valenciano.
El vicesecretario de Organización del PP, Carlos Floriano, que participó en un acto de su partido en León, aseguró que España «no necesita verificadores de la nada» para anunciar gestos por parte de ETA. «Los auténticos verificadores son los demócratas españoles y las fuerzas de seguridad», recalcó.
En el Gobierno vasco la reacción fue de prudencia. El lehendakari consideró el gesto de ETA como «un pequeño paso, no suficiente». Sólo la izquierda abertzale aplaudió el paso de la banda.