Duran Lleida se interroga qué va a pasar mañana
Consumado el revolcón en el Congreso al soberanismo catalán, llega el día después. Qué va a pasar mañana, preguntó el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran Lleida. Pasar, lo que se dice pasar, parece que no va a pasar nada. Ya se ha celebrado el debate; cada uno satisfizo a sus respectivas parroquias y se fue tan contento a casa. Nadie vino a convencer a nadie, el día era para lucirse ante los propios. Rajoy, Rubalcaba y Rosa Díez hablaron para los suyos con la convicción, acertada, de que al otro lado hay un cristal blindado impenetrable. Turrull, Rovira, Herrera, Duran Lleida, Coscubiela hicieron lo mismo, con el añadido de que jugaban fuera de casa, no al cálido abrigo del Parlament, donde son mayoría. Esa situación de minoría estrechó amistades y anudó complicidades entre los diputados soberanistas pese a sus evidentes diferencias. Hasta en la mayoría antiindependentista se respiró un raro ambiente de compañerismo.
Expuestas las razones sin atisbos de acercamiento surgen los interrogantes en ambas partes.
Es evidente que los protagonistas tienen que moverse. No cabe enrocarse en sus respectivos proyectos porque el calendario corre y conduce a una situación inconcebible después de 35 años de régimen democrático. Es la pregunta que se hacían muchos diputados tras el largo debate. ¿Y ahora, qué?