Rubalcaba marca distancia desde la defensa de España
Alfredo Pérez Rubalcaba fue tan claro como Mariano Rajoy en su rechazo tajante a un referendo de autodeterminación en Cataluña y a permitir cualquiera otra de las iniciativas unilaterales que los partidos soberanistas de esa comunidad han diseñado en su camino hacia un estado propio. La soberanía nacional reside en todos los españoles, la Constitución garantiza la unidad de España y ninguna comunidad puede decidir sobre las cosas que afectan al conjunto del país. Punto y final.
Sin embargo, este razonamiento, que es el que convocó ayer a todos los grupos en el debate parlamentario, le ocupó muy pocos minutos. El grueso de su intervención, aclarado lo esencial, se dirigió a abrir lo que cree un nuevo espacio político para la solución de la crisis territorial que afecta a España, totalmente alejado tanto del maximalismo secesionista ajeno a los cauces legales, «el votar para ver cómo nos vamos» que ve en los planteamientos de CiU y Esquerra, y del inmovilismo sin alternativas al evidente descontento de una mayoría de catalanes que aprecia en Rajoy y en el PP. Dijo querer romper con «unas tensiones contrarias que se retroalimentan».
Llamó desde la tribuna a terminar con el pulso entre extremos, y emplazó a abrir una negociación en el Congreso para abordar «una reforma constitucional».