El Gobierno catalán niega crispación por el soberanismo pero admite la tensión política
Dos sucesos acaecidos Cataluña, una agresión física al líder del PSC, Pere Navarro, en Terrassa y una verbal al ministro del Interior que además fue zarandeado mientras paseaba con su mujer por Barcelona, han encendido el debate sobre cómo está afectando el proceso soberanista al clima político y social. Para el PP, PSOE, PSC, Ciutadans y UPyD no hay duda, la crispación se ha instalado en la sociedad catalana. Las fuerzas soberanistas, Generalitat incluida, lo niegan. El Gobierno catalán admite, como mucho, que existe «tensión política», aunque ni siquiera reconoce que deba atribuirse al pulso independentista. Para el Gobierno catalán, episodios como el de Navarro, o los que sufrieron el dirigente popular Esteban González Pons, quien recibió un huevazo en Castellón, o Artur Mas, recibido el lunes con insultos por 200 mossos d’Esquadra, son «cosas que pasan», que «van en el cargo», según afirmó ayer el consejero de la Presidencia, Francesc Homs.