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PRIMERAS DECLARACIONES DEL PRÓXIMO PRESIDENTE

«Mi principal reto es imposible de alcanzar: sustituir a Isabel Carrasco»

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León

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«¿Mi principal reto como sucesor de la presidenta..? Uno imposible de alcanzar: sustituir a Isabel Carrasco. Sé que ella me da fuerza». Muy emocionado, confiesa que el trabajo que conlleva ser el responsable de la institución provincial no le asusta. «Trabajé codo con codo todos los días con ella». Admite que tiene «ilusión por trabajar por la provincia».

Guarda silencio un instante, respira hondo, su voz se quiebra y remarca: «La inteligencia, fuerza, garra, saber hacer y su forma de ver las cosas son únicas de Isabel Carrasco».

Marcos Martínez Barazón (Sariegos, 1957) forma parte de la corporación provincial desde hace casi siete años, los últimos tres como vicepresidente primero. La mano derecha de Carrasco, su sombra en la mayor parte de los actos institucionales y viajes. Con ella, afirma al borde de las lágrimas, mantenía una «relación extraordinaria».

Su lealtad inquebrantable hacia la presidenta le valió el reconocimiento de Carrasco. Le convirtió en su número dos en la institución provincial y en el partido, en este cargo popular en un orden jerárquico compartido con Eduardo Fernández, el secretario general.

La relación de confianza entre el alcalde de Cuadros y Carrasco comenzó a forjarse en los meses previos a los comicios de 2007, cuando ella integró la lista del PP en este municipio para posteriormente optar a la presidencia de la Diputación. Conoció a la presidenta en Lorenzana, el pueblo natal de la madre de Isabel, donde con frencuencia visitaba a familiares.

La trayectoria política del ahora presidente en funciones comenzó en 1991 cuando se afilió al PP y fue elegido en las elecciones de ese año como regidor de Cuadros, puesto que ocupa desde aquel momento de forma ininterrumpida.

Es ingeniero técnico agrícola, aunque siempre ha trabajado como funcionario de Justicia, los cuatro primeros años destinado al juzgado de distrito de Valencia de Don Juan y después en el Juzgado de lo Social número tres de León.

Se define a sí mismo como un hombre discreto, leal, tenaz ante los objetivos que se marca, trabajador, ordenado, organizado y luchador.

Asegura que de sus padres aprendió ya desde pequeño «la honradez, a ir con la cara hacia arriba, espíritu de ayuda a los más cercanos y a los vecinos». Precisamente —explica— esa «ganas de ayudar a las personas de mi municipio me llevaron a presentarme a las elecciones y aspirar a ser alcalde de Cuadros».

Está casado tiene dos hijos, un adolescente de 16 años y una niña de 11, a los que acompaña cada mañana al colegio. «Paso con ellos todo el tiempo que me permiten mis obligaciones políticas, llevo a mi hijo a entrenar y voy a sus partidos de fútbol los sábados o domingos».

Sale a correr tres días a la semana, suma 35 kilómetros en estas tres jornadas. Acude también al gimnasio de la Venatoria y los sábados le encanta ir a comprar el pescado al mercado del Conde y hacer los recados de su casa.

De su infancia recuerda sobre todo los juegos con los amigos de su pueblo, la escuela de aquellos primeros años, su paso por los Agustinos... Tiene un hermano más pequeño y su padre es jubilado de Antibióticos.

Abrumado por los acontecimientos derivados de la violenta muerte de Isabel Carrasco, ayer atendía a decenas de llamadas de apoyo y ánimo, despachaba con su secretaria, Ana, asuntos urgentes y trataba de contener sus sentimientos para comenzar a enfocar una nueva etapa en su vida.

No le gustaría dejar su puesto de alcalde, aunque quizá, dice, no le quede más remedio si no puede compatibilizarlo. «Para mí es un orgullo, intentaré seguir».

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