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INVESTIGACIÓN DEL CRIMEN DE CARRASCO

«Por mi hija hago lo que sea»

«Dejadla en paz, ella no tiene nada que ver con todo esto», manifestó en un momento de arrebato. Cada vez que intentaba el asesinato, Montserrat esperaba a Carrasco a la puerta de su casa

Un hombre increpa a una de las detenidas al paso del furgón policial donde fue trasladada a los Juzgados

Publicado por
León

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«Tienen tal grado de compenetración que a veces asusta. Parece que fueran una sola persona, son como uña y carne pero llegan a bordear el límite de lo enfermizo». Los agentes que se encargan de la investigación del caso están verdaderamente sorprendidos de la relación que mantienen Montserrat González y Triana Martínez, que ha sido una de las claves en el desarrollo de las pesquisas.

«Yo por mi hija, hago lo que sea», advirtió ante los agentes en uno de los turnos de declaración en sede policial. Estaban preguntándole sobre los límites que estaba dispuesta a poner a sus actuaciones para defenderla de la situación que se estaba creando en su entorno antes de los hechos.

Comportamiento

La línea de comportamiento que ha seguido la madre a los largo de los últimos días ha conformado una forma de U. Comenzó especialmente fuerte en su postura, sin dejar ni una sola fisura en sus manifestaciones y manteniéndose en sus convicciones. «No podíamos estar en ese sitio que dicen ustedes. Por la tarde habíamos estado en la confitería», manifestó en un primer momento. La contradicción vino dada por el hecho de que el establecimiento al que se referían cierra los lunes y a pesar de que los propietarios del negocio reconocen que las dos mujeres eran clientas habituales y pasaban por allí muy a menudo, en la tarde en la que se cometió el crimen estaba cerrado por descanso.

El paso de las horas y lo sistemático de los interrogatorios hizo que la fortaleza de Montserrat se fuera viniendo abajo hasta que en un momento dado, los investigadores hallaron la clave: tocarle la fibra sensible y alegar el mal momento que estaba pasando la hija. La reacción fue fulgurante y automática: «Dejad a mi hija en paz, ella no tiene nada que ver con esto».

Fue el único momento de la fase policial en el que se pudo venir un poco abajo, víctima de las muchas horas de testimonios, del cansancio por la situación y del paso del tiempo. A partir de ese instante las formas cambiaron bastante y el tono tornó a mucho más conciliador.

Peticiones

De las peticiones de pipas, chicles, vasos de agua y pañuelos se pasó ayer a una jornada mucho más apacible que, sin embargo, a primera hora de la tarde hizo revivir los fantasmas de los dos primeros días. Montserrat se vino arriba de nuevo y cambió otra vez el tono de sus manifestaciones, recordando la persona altiva «y fría, sobre todo muy fría» que había sido en la jornada anterior.

Lo justo

Fue explícita en lo justo para recordar el número de ocasiones en las que había planeado los ataques contra la presidenta del PP: «Lo intenté tres o cuatro veces, pero al final siempre había algún problema». Fue su aserto cuando se le inquirió para que explicase si ciertamente había habido intentonas anteriores, tal y como sospechaba la policía. «Pero siempre había alguien o estábamos en mala situación», aseguró.

Se le preguntó también por los motivos que podían haberla llevado a cometer una actuación de estas características. «Le tenía una inquina personal muy fuerte», explicó. Todo ello con un tono asertivo muy seco.

En la jornada de tarde, Montserrat volvió a venirse arriba aunque quienes estuvieron con ella en Comisaría aseguran que en la hora del traslado a dependencias judiciales se le torció un tanto el gesto y mostró síntomas de contrariedad.

Pese a que en un principio estaba previsto agotar las 72 horas de plazo de arresto preventivo para poder realizar los interrogatorios, finalmente se consideró más adecuado efectuar el trámite del pase a disposición judicial ayer mismo, 48 horas después de que se hubiera producido la detención.

En el juzgado de Instrucción número 4 de los de León inició la declaración a las 19.57 minutos, después de llegar a las dependencias de Sáez de Miera y concluyó su turno a las 00.00 horas con un exhaustivo interrogatorio a cargo de Sonia González, la magistrada responsable de la instrucción del caso. Para pocos minutos después estaba prevista la comparecencia de su hija Triana, que en principio se calculaba que no terminaría tampoco hasta las 03.00 o las 04.00 de la madrugada, después de lo cual y de forma conjunta la jueza tomaría una decisión. Por si había que trasladarlas a Villahierro, se dio orden de tener todo listo a la Guardia Civil.

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