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EL CRIMEN DE ISABEL CARRASCO

«No me suenan de nada»

Montserrat y Triana esperaron varias veces a Isabel Carrasco en la puerta de su casa, pero nadie en el vecindario ha visto jamás a madre e hija en la zona.

Paseo que inició Isabel Carrasco hoy hace una semana antes de salir desde su casa hasta la sede del Partido Popular.

Publicado por
León

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Nadie las ha visto o, al menos, nadie se ha quedado con sus caras. El vecindario de Isabel Carrasco, acostumbrado a ver a la política, nunca se percató de que dos mujeres la estaban siguiendo. Los que habitualmente pasean por La Condesa, tampoco, y los trabajadores de los comercios y los establecimientos más próximos no recuerdan las caras de Montserrat González y de Triana Martínez, ni nada extraño en la zona.

«A Isabel me la encontraba en las escaleras, pero nunca vi nada raro en el portal, nadie que la siguiera, todo era normal. ¿Cómo iba uno a sospechar esta tragedia?», declara un vecino de la política leonesa. La camarera del turno de tarde de la cafetería Hornos de León asegura que ni ella ni sus compañeras se dan cuenta de haber atendido a Montserrat González y ni a Triana Martínez, y ni siquiera las ha visto pasar Jesús García, que con una minusvalía en una mano vende cupones en la caseta de la Once que está situada frente al centro de salud de La Condesa: «No me suenan para nada. A Isabel Carrasco sí la veía casi todos los días, sola, con su pareja o con más gente, pero nunca vi nada extraño».

Los vecinos del edificio en el que vivía Isabel Carrasco están consternados y por más que piensan no recuerdan a las dos detenidas por la zona y la mayoría se niega a hacer declaraciones. «Era muy trabajadora y tenía unos horarios que no coincidían con los míos, pero nunca sospeché que pasara algo tan extraño», comenta una mujer que vive en el mismo bloque. Otra que reside en el siguiente número añade: «Antes veía a Isabel Carrasco más en el coche oficial, pero ahora con cierta frecuencia la veía andando. A ellas jamás las vi, si le hacían un seguimiento eran muy discretas porque yo me relaciono mucho, salgo a tomar cafés y me muevo por la zona y no recuerdo haberlas visto nunca, pero nunca». Chelo Hernández vive al otro lado del río, con lo que cruza la pasarela en la que fue asesinada Carrasco para llegar a su trabajo en Ortopedia San Marcos. «Me las podía haber encontrado en cualquier momento y he pensado cómo hubiera reaccionado si yo hubiese estado ahí. Me he puesto muy nerviosa porque fue aquí, tan cerca. Parece que estamos en el Oeste», asegura.

«He pensado, lo lógico es que yo las hubiera visto, porque si la han estado siguiendo... pero no, no me suenan para nada. No tengo ni idea», apunta Susi Nistal de Amor Verdadero, una tienda que está justo en la esquina de la calle Colón con La Condesa y que indica que tanto Isabel Carrasco como su pareja «hacía vida normal y nunca me di cuenta de que alguien la estuviera siguiendo. Estos días no dejo de darle vueltas, porque por aquí delante tendrían que haber pasado..., pero no».

Charo Marqués pasea todos los días, «llueva o nieve», a su perro Popi por La Condesa. También vive en la zona: «Si las he visto, no me doy cuenta, no me suenan en absoluto».

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