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Cañete eclipsa la campaña europea

El candidato popular se niega a «hablar de otras cosas» que no sean Europa y tampoco piensa retractarse de sus comentarios machistas tras el debate .

Miguel Arias Cañete saluda a una simpatizante durante un mitin en Oviedo.

Miguel Arias Cañete saluda a una simpatizante durante un mitin en Oviedo.

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r. gorriarán | madrid
León

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La polémica sobre el comentario machista de Miguel Arias Cañete ha eclipsado la campaña electoral. Si antes de las palabras del candidato del PP el debate europeo estaba casi ausente, ahora se puede decir que ha desaparecido. Los populares saben que han encajado un golpe y tratan de tomar aire con reproches a los socialistas por engordar una discusión «artificial». Pero el PSOE ha visto el cielo abierto y su campaña, que discurría en medio de la más absoluta atonía, ha recibido un inesperado impulso que no está dispuesto a perder.

Pocas veces dos palabras, «superioridad intelectual», han dado tanto juego político. El comentario despectivo que dirigió Cañete el pasado viernes a la socialista Elena Valenciano ha hecho un boquete en la estrategia del PP de una campaña de bajo perfil destinada a fidelizar un voto que hasta ahora era cautivo, pero que amenazaba con sufrir deserciones.

La táctica de obviar los comentarios del candidato no parece surtir efecto, y hasta el propio Cañete tiene que referirse a ello aunque mediante elipsis. Los socialistas, dijo ayer en Oviedo, «están hablando de cosas que nada tienen que ver con la Unión Europea». No es difícil adivinar a qué se refería con las cosas que se hablan. El candidato, afirman fuentes de su entorno, está tocado y sabe que su imagen se ha dañado, incluso están en riesgo sus aspiraciones de ser comisario europeo, como ocurrió hace diez años con el italiano Rocco Buttiglione y unas palabras homófobas sobre la homosexualidad. No está dispuesto, sin embargo, a disculparse porque cree que no debe hacerlo y no pretendía menospreciar a su adversaria, según dicen en su círculo próximo. Hasta ahora, al menos, no ha hecho ni amago de pedir perdón.

Su partido, además, ha encapsulado al candidato. Ha limitado al máximo sus entrevistas con medios de comunicación.

Los socialistas, sin embargo, no están dispuestos a soltar la presa y para que no se diluya el efecto del comentario, cuya repercusión electoral es un albur, han redoblado la campaña de que el PP «esconde» a su candidato y han buscado el respaldo de sus socios europeos.

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