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Rubalcaba y Díaz apoyan a Madina para que el congreso sea asambleario

Los barones viran a favor del voto directo de los militantes contra el malestar interno .

El diputado socialista Eduardo Madina.

Publicado por
P. de las Heras | Madrid
León

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Una frase bastó para que lo que el martes parecía inamovible, cambiara por completo 24 horas después. A veces, es cuestión de dar con la tecla oportuna y eso hizo Eduardo Madina. El número dos del grupo parlamentario socialista, uno de los principales aspirantes a las primarias, pospuestas ahora sine die por la celebración del congreso extraordinario del 19 y 20 de julio, lanzó un órdago a los poderes fácticos del partido: «Sólo valoraré la decisión de presentar mi candidatura a la secretaría general si la elección se hace por voto directo», dijo. El aluvión provocado por sus palabras llevó a Alfredo Pérez Rubalcaba a admitir la posibilidad de un cambio del procedimiento ya fijado.

La exigencia de Madina tiene la virtud de responder al clamor expresado por buena parte de la militancia no sólo en este momento, sino a lo largo de los dos últimos años. A pesar de que la idea de dar el poder a la militancia fue sometida a votación en el 38 Congreso, el de la victoria pírrica de Rubalcaba, y no prosperó —entonces apenas la querían los valencianos de Ximo Puig— poco a poco se fue abriendo camino, pero no terminó de materializarse. Con el reglamento en la mano, las normas interas sólo pueden cambiarse en un congreso, aunque la actual ejecutiva acabó claudicando hace un año con el PSdeG, al que permitió aplicar un método que en la práctica forzaba a los delegados a aplicar el voto de los militantes.

El caso es que el martes, cuando en la reunión del grupo parlamentario algunas voces se alzaron para defender que, puesto que no habría unas primarias como las prometidas, debía haber al menos un congreso asambleario, la respuesta desde la dirección fue que eso no era posible porque los estatutos no lo permiten. Es más, también dejaron claro que no habría ningún foro en el que discutir el asunto porque, una vez que la ejecutiva ha convocado un congreso, no hay razones para celebrar un comité federal. Y un comité federal sería el único órgano con legitimidad suficiente para cambiar las reglas de juego, aunque los más legalistas insisten en que ni siquiera un comité podría hacerlo.

Viejas formas

El gesto de Madina, sin embargo, obró el milagro porque obligó el resto de dirigentes del partido a retratarse. Nadie quiere asumir el coste de ser quien, a ojos de los militantes y de la ciudadanía, cierre el paso a una apertura democrática del PSOE. No en un contexto de desafección hacia las viejas formas de hacer política, como el actual. Y empezó la cascada de declaraciones a favor de una idea que, abiertamente, sólo había defendido en la ejecutiva del lunes el ex barón gallego Pachi Vázquez.

Sólo quedaba saber qué decía la todopoderosa Andalucía. No es asunto menor porque su posición, es clave. Sin el visto bueno de Susana Díaz y sin la unanimidad de todos los territorios, Rubalcaba no se habría atrevido a mover ficha.