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Rajoy admite que no tiene «conejos en la chistera» para ofrecer a Cataluña

El presidente del Gobierno dice que no habrá consulta porque espera que Mas se mueva .

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cristian reino | barcelona
León

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Amplios sectores del mundo de la política y de la economía de Cataluña esperaban con expectación el discurso de Mariano Rajoy en las jornadas del Círculo de economía, en Sitges (Barcelona), un foro de debate donde el presidente del Gobierno juega casi en casa, pues lleva once años acudiendo a la cita. Sin embargo, aquellos que confiaban en que tras las elecciones europeas, liberado del corsé de los comicios y al calor del respaldo que los partidos soberanistas han tenido en las urnas, pudiera mover ficha para desencallar la cuestión catalana, se marcharon a sus casas bastante decepcionados. Y con la sensación de que la colisión es inevitable. Porque ambas partes en litigio comparten lo que dijo ayer Rajoy: que si hay «choque de trenes» es debido a que «alguno (el otro) va por la vía equivocada».

Rajoy estuvo más conciliador que en sus anteriores visitas a Cataluña y trató de huir de la etiqueta que le han colgado desde el nacionalismo catalán de inmovilista y de político enrocado, pero en el fondo no se movió ni una coma de sus tesis sobre el proceso soberanista catalán: se mostró abierto al diálogo con Artur Mas, aunque dentro de la ley y con absoluta transparencia, lo que excluye hablar sobre la consulta, precisamente casi lo único que quiere tratar Mas, y consideró «impensable» que se acabe celebrando el referéndum del 9 de noviembre.

Rajoy y Mas expresaron ante el mundo de la empresa su disposición al diálogo, si bien ninguno de los dos dejó entrever la más mínima intención a renunciar a sus postulados.

Si acaso, la única parte que dejó una pequeña puerta abierta al entendimiento entre el Gobierno central y el catalán fue su afirmación de que «nunca» se ha negado a reformar la Constitución. Pero el caso es que Rajoy no parece tener ni la más mínima intención de dar un paso al frente en esa dirección.

El jefe del Ejecutivo lanzó incluso un aviso: «No me sacaré ningún conejo de la chistera». Quizá espera que lo haga Mas, al que hace unos meses reclamó, no en vano, «imaginación» para salir de la encrucijada, pero dentro de los márgenes de la ley.

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