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LA ABDICACIÓN DEL REY

EL REY ABDICA Juan Carlos I pasa el testigo a Felipe VI

Don Juan Carlos abdica porque cree que España necesita hacer unas reformas que ya no le tocan . «Merece pasar a la primera línea una generación más joven, con nuevas energías, decidida a emprender transformaciones», asegura el monarca

El príncipe Felipe en uno de sus últimos actos públicos

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P. DE LAS HERAS | MADRID
León

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Santiago Carrillo lo apodó ‘el Breve’ a modo de pronóstico. Y erró gravemente. Como se equivocaron aquellos que creyeron que sólo lo jubilaría la muerte. El rey Juan Carlos I de Borbón se marcha. Cede el testigo al Príncipe Felipe después de 39 años de largo reinado, cuando ya ha cumplido los 76 de vida.

El anuncio de su abdicación —que fue guardado con celo durante meses por su entorno más próximo; el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy y el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba— llega apenas una semana después de que los españoles dejaran constancia de su ansia de cambios profundos con su voto en las elecciones europeas del 25 de mayo. Y ahí, de alguna manera, está la clave de esta decisión. «Quiero lo mejor para España, a la que he dedicado mi vida entera y a cuyo servicio —proclamó el monarca— he puesto todas mis capacidades, mi ilusión y mi trabajo».

El Rey ha sabido leer en el ánimo de la ciudadanía, no en los resultados concretos de estas elecciones sino en lo que han venido expresando en los últimos años, un desgaste del engranaje institucional que él contribuyó a poner en pie. Se ha convencido de que la mejor manera de garantizar la estabilidad es proceder a un relevo, que el futuro de España ya no puede ser escrito por quienes hicieron la Transición, que ahora corresponde a otros tomar la riendas del país. Es lo que apuntan desde Zarzuela y lo que él mismo dejó entrever en su mensaje institucional de despedida.

Dos horas y media antes, el jefe del Ejecutivo había dado la noticia de su renuncia al trono desde el Palacio de la Moncloa, en una convocatoria de urgencia.

Y se había mostrado convencido de que, el actual, es el mejor momento para que la sucesión a la Corona, cuya regulación está prevista en la Constitución pero no se ha llegado a formalizar en los 37 años de democracia, se produzca con «toda normalidad».

Los trámites para que el Heredero sea coronado en un plazo «breve» de tiempo, quizá antes de que acabe el mes, ya están en marcha. Ahora bien, no será sin ruido.

Las fuerzas políticas de izquierda —IU, Podemos, Equo, Compromís, ERC, BNG…— se apresuraron a convocar una manifestación para exigir un referéndum sobre Monarquía o República en todas las ciudades españolas, con la madrileña Puerta del Sol como centro neurálgico.

Pero es cierto que la composición de las Cortes Generales, las encargadas de proclamar al que será Felipe VI jefe del Estado, es la más propicia: mayoría absoluta del PP y un PSOE que, por el momento, sigue defendiendo el pacto constitucional de 1978, aunque sea con sus Juventudes en contra.

Desde la Casa Real dicen estar convencidos de que la sucesión de don Juan Carlos por su hijo, de 46 años, es la respuesta que la sociedad reclama. Es verdad que es difícil encontrar entre quienes lo han tratado a lo largo de estos años la más mínima pega hacia don Felipe. Al revés, todo son elogios y reconocimientos a su profunda preparación para desempeñar el cargo. Pero no existen sondeos oficiales que permitan saber lo que los españoles piensan de él ni sus preferencias sobre la forma de Estado. El CIS no pregunta sobre el Príncipe de Asturias desde hace 17 años y, desde 1982, no ha planteado la disyuntiva Monarquía-República. Don Juan Carlos empezó a madurar su decisión el pasado mes de enero en coincidencia con su último cumpleaños. Es lo que explicó él mismo, pero los rumores de abdicación lo han perseguido con insistencia a lo largo de los dos últimos años; una etapa negra en su reinado.

En los últimos meses, ya no se negaba con la rotundidad de antaño que el rey se planteara la abdicación.

Fue en marzo, precisamente, cuando, de acuerdo con el relato de la Casa del Rey don Juan Carlos comunicó su deseo de abdicar tanto Mariano Rajoy, como a Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero entonces no tenía elegido el momento.

El día ‘D’ se determinó el jueves de la semana pasada en un encuentro secreto en el Palacio de la Zarzuela entre el Monarca, el Príncipe, el jefe de Gobierno y el líder de la oposición. Aunque esto sea la culminación de una obra que ha sido largamente ensayada.

Los persistentes problemas de salud del jefe del Estado han derivado de manera casi natural en un mayor protagonismo del Príncipe de Asturias que, ya en 2012, casi dobló en número de actos oficiales don Juan Carlos. El heredero ha tenido además una implicación activa durante todo el proceso de modernización.

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