Diario de León

¡Que nos deja el rey!

León reacciona entre el «¡ya era hora!» y «es un mal momento» . «¿Para qué sirve la monarquía?», dice una joven . «Juan Carlos I ha sido un gran embajador», rebate un taxista.

Rosa y Ángel con recuerdos de la visita real a La Palomera. Carmen, con la clase de 6ºB.

Rosa y Ángel con recuerdos de la visita real a La Palomera. Carmen, con la clase de 6ºB.

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ana gaitero | león
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«¡Que nos deja el rey!», exclama una empresaria a su marido por teléfono cuando se entera de la marcha de Juan Carlos I. Fabiola Andrés está preocupada. «¿Será bueno o no? No me ha gustado», concluye. Es parte del León que recibe la noticia con sensación de desamparo.

«¡Ya era hora!», afirma una profesora de Música. Con las mismas palabras se despacha Ana, dependienta de alimentación. «Ya tocaba, ya está mayor», comentan dos funcionarias de Cultura en el Ayuntamiento de León. Es la parte de León que siente alivio.

Quien más y quien menos reflexiona. Mide las consecuencias. «No es el mejor momento, pero no pueden esperar. Después va a ser peor», comenta Luis Rodríguez, maestro jubilado. Se explica: «Si dentro de un año no hay una mayoría monárquica suficiente en el parlamento no puede abdicar ya».

Al taxista más veterano de León no le convence la jugada: «Aunque ande cojo, si mentalmente está bien, tenía que haber seguido». Francisco Fierro Fierro piensa que es un mal momento por la crisis, la brecha del nacionalismo y los resultados electorales.

Las opiniones corren por todas las conversaciones pero no todo el mundo quiere que la suya sea reproducida. A Natalia, estudiante de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, le intriga el sentido de la institución en sí misma: «En realidad, ¿para qué vale? No sé cuál es su papel», apostilla. Su tocaya y compañera va más allá rompiendo el silencio: «No tenía que haber monarquía», afirma tajante.

En el colegio público La Palomera, uno de los lugares visitados en León por Juan Carlos I y la reina Sofía, la hora de matemáticas los números quedan relegados por un titular histórico en el aula de 6º B: «El rey ha abdicado». El maestro anuncia la noticia ‘bomba’ al entrar en clase, minutos después de la comparecencia del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

La respuesta inmediata es de incredulidad. «¡No puede ser!», se oyó en el aula entre el murmullo de voces. «A mí no me gustó lo de los elefantes», comentó alguien. La lección deriva en una charla sobre el sistema de monarquía parlamentaria que rige en España, tal y como establece la Constitución de 1978.

A las 10.36 horas el móvil de Marisa sonó con el familiar sonido de su hijo. «El rey ha abdicado», decía en el texto. La noticia corría a la velocidad de la luz por los medios y por las redes sociales, muy aprovechadas por los sectores republicanos.

«Felipe is the king», afirma una peregrina alemana que descansa en el banco de Gaudí junto a su marido. La noticia les deja indiferentes. Es como pasar una página en la historia de un pequeño país al que les ha traído el Camino de Santiago. «Felipe VI», apunta Ángel el conserje en una clase que todavía no sabe quién es el sucesor.

Francisco Fierro Fierro lleva mucho más tiempo al volante de un taxi en León que Juan Carlos I de rey de España. Son ya 47 años en el oficio. Recuerda la primera vez que vino a León el monarca que se va. «Creo que aún no era rey». Corría el año 1970 y vio de lejos a los entonces príncipes.

Al rey, ya reinando, le tuvo al alcance de la mano en un viaje que hizo a la Academia General Básica del Ejército de Tierra a Lérida. «Fui a llevar a una familia cuyo hijo se graduaba como sargento y estuve en el vino español: saludó a todos», apunta.

Más allá de la anécdota personal, para Francisco lo importante es «el papel que ha hecho como rey: ha sido nuestro mejor embajador», destaca. «Ha sido el mejor ministro de Asuntos Exteriores que ha tenido España», añade su compañero Julián.

El taxista valora que la vida que ha llevado «no ha sido nada ostentosa», pero le reprocha la decisión. En el campus de Vegazana un grupo de estudiantes de Ciencia y Tecnología de los Alimentos repiten la cantinela: «¡Ya era hora!», dice Bea. «Ha tardado mucho. Me lo esperaba antes», apostilla Ana. «A ver cómo lo enfocan los partidos y la reacción de la calle», añade la joven.

La abdicación de Juan Carlos I activa la memoria. Y los hitos de su reinado en León. Carmen Matamoro era jefa de estudios cuando el rey Juan Carlos y la reina Sofía visitaron el colegio público La Palomera para inaugurar el curso 1996/97.

«Les regalamos un libro de los Reyes de León, encuadernado con tapa azul, y a la reina un cuenco de madera de la Escuela Taller y las mil grullas que simbolizan la amistad en Japón porque teníamos una profesora japonesa, Emiko», relata. En su memoria permanece el gesto de la reina: «Se saltó el protocolo para ver a los niños de Infantil», comenta con emoción. «Fue un día muy entrañable, estábamos muy ilusionados y unidos», relata.

—¿Qué es abdicar?, pregunta Pablo en el pasillo mientras sus compañeros son retratados.

—Que le deja el trono a Felipe, contesta Nerea.

Las redes sociales son un hervidero. Y las cocinas a la de comer, también. Jorge, de seis años, plantea una duda a su madre: «Pero la reina se queda, ¿no?». Le acaban de contar que el rey se va porque está mayor. «No, hijo. Sofía también se va». Y pregunta al niño por el sucesor: «Felipe», dice. Y por su esposa: «No me acuerdo». «Leticia», apunta la madre.

La ley sálica, vigente en España, también sale a colación. Es el precepto que beneficia al varón sobre la mujer en la línea de sucesión. «Ya ves, parece mentira pero así es», comenta Juan Carlos fuera del aula.

Luis Rodríguez espera que todo salga bien, pero no lo ve claro. «Es preocupante porque el momento político que vivimos es un poco especial y delicado». En el parque de los Reyes reflexiona sobre las razones del rey: «Familia, salud y política. Todo se le ha juntado». Lamenta que «la corrupción y la sinvergoncería» son la divisa de la clase política española. «Se aferran a los puestos y por eso no hacen listas abiertas y segunda vuelta como en los países más avanzados. Eso es más democracia», sentencia.

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