Los reyes se reúnen hoy con todas las asociaciones de víctimas del terrorismo
El jefe del Estado mantiene su primer despacho con Rajoy y el día 30 irá al Vaticano.
Los reyes han querido que el primer acto oficial de su reinado sea con las víctimas del terrorismo. Don Felipe y doña Letizia se reunirán hoy al mediodía en el madrileño palacio de Zurbano con representantes de todas las asociaciones de este colectivo. El gesto del monarca apunta a que piensa mantener con las víctimas la estrecha relación que tuvo mientras fue Príncipe de Asturias y siempre fue sensible a sus reclamaciones de justicia y solidaridad.
En su discurso de proclamación de este jueves dedicó un párrafo importante a las víctimas y fue uno de los pasajes más aplaudidos en el Congreso. «La victoria del Estado de Derecho, junto a nuestro afecto -dijo- será el mejor reconocimiento a la dignidad que merecen». «Su recuerdo -prosiguió- permanecerá en nuestra memoria y en nuestro corazón». Don Felipe y doña Letizia estarán acompañados en el encuentro por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y la directora general de Apoyo a Víctimas del Terrorismo, Sonia Ramos.
El rey tomará la palabra en un acto que contará con representantes de todas las asociaciones y federaciones de víctimas del terrorismo. Una convivencia que no suele ser habitual ya que tras los atentados del 11-M la división se asentó entre las víctimas, al punto de que recuerdan la masacre de los trenes por separado. Está previsto que por parte del colectivo tome la palabra Mari Mar Blanco, presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo.
Don Felipe VI quiso que el encuentro con las víctimas fuera su primer acto oficial incluso por delante de las audiencias a los máximos representantes de los poderes del Estado, a los que recibirá el lunes. Ese día pasarán por La Zarzuela los presidentes del Congreso, Jesús Posada; del Senado, Pío García-Escudero; del Tribunal Supremo y del Consejo general del Poder Judicial, Carlos Lesmes; y del Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos.
Eso en el orden interno porque en el externo, el Vaticano será el destino del primer viaje internacional de los reyes Felipe VI y doña Letizia. La agenda internacional continuará este verano con Portugal, Marruecos, Francia y en septiembre, la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York. La proclamación de Felipe VI estuvo exenta de referencias religiosas, en el Congreso no hubo crucifijos ni se ofició una misa de proclamación, pero el monarca ha querido que su primer desplazamiento al exterior sea el 30 de junio a la capital de la Iglesia Católica para ser recibidos en audiencia por el papa Francisco. Toda una declaración de intenciones para diferenciar la aconfesionalidad constitucional del Estado y las creencias religiosas de don Felipe de Borbón, católico practicante.
El segundo desplazamiento de los reyes será a Lisboa el 7 de julio, donde serán recibidos por el presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, y el primer ministro Pedro Passos Coelho. Una semana después irán a Marruecos a visitar al rey Mohamed V.
Esta primera etapa diplomática se cerrará en septiembre con la presencia de don Felipe en la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York. Es probable que en Nueva York mantenga un breve encuentro con el presidente Barack Obama.
Así como la agenda internacional está bastante perfilada, en la nacional se amontonan las peticiones de presencia de los reyes en casi todas las ciudades españolas. Es muy posible que su primer viaje interno sea a Gerona el jueves para asistir a una entrega de premios de la fundación Príncipe de Gerona, un acto en el que los reyes coincidirán con el presidente de la Generalitat, Artur Mas.
Don Felipe, entretanto, mantuvo ayer su primer encuentro oficial con el presidente del Gobierno. La reunión se celebró en el despacho que utilizaba don Juan Carlos en el palacio de La Zarzuela, que desde ayer es el lugar de trabajo de Felipe VI.
La reunión del rey y Rajoy duró una hora, y por lo poco que se pudo escuchar al inicio del encuentro ambos celebraron la normalidad institucional que ha rodeado a la sucesión en la corona, un dato que, a juicio de ambos, demuestra la solidez del entramado democrático.