TRAS EL AUTO DE CONCLUSIÓN DE LAS INVESTIGACIONES DEL 'CASO NÓOS'
El fiscal carga contra Castro al pedir la exoneración de la infanta
Horrach sostiene que "el instructor construye un andamiaje probatorio, con una falsa apariencia de solidez" de "tal inconsistencia que una leve brisa lo desmorona"
El fiscal Pedro Horrach carga de nuevo duramente contra el juez José Castro al pedir la 'desimputación' de Cristina de Borbón "por inexistencia de indicios racionales de criminalidad" y de Ana María Tejeiro, esposa del exsocio de Iñaki Urdangarin, de en el delito contra la Hacienda pública. "El instructor construye un andamiaje probatorio, con una falsa apariencia de solidez, para imputar a Doña Cristina de Borbón" de "tal inconsistencia que una leve brisa lo desmorona", sostiene el fiscal, que observa "un encaje de bolillos" y un "tratamiento discriminatorio" para la hermana del rey Felipe VI, sin cuestionar el resto de las conclusiones del magistrado en su pase a procedimiento abreviado.
En fiscal no ha agotado el plazo y ha presentado esta mañana el recurso de reforma ante la Audiencia Provincial de Palma, saltándose el de reforma ante el propio juez, en cuya actuación observa "ambigüedad, indefinición y contradicciones". Pide, además, que se suspenda el plazo de 20 días dados por el magistrado para presentar escritos de acusación hasta que la Audiencia resuelva el recurso y no condicionar así su decisión con los escritos de conclusiones provisionales de las partes.
"Cuando el puerto de destino está determinado antes de iniciar la investigación, basado en meras conjeturas, contamina de tal forma la marcha exploratoria que la convierte en un itinerario inamovible, en el cual los parámetros de imparcialidad, objetividad y congruencia que deben presidir cualquier actuación judicial quedan relegados", reprocha al Castro, al que acusa de practicar "una instrucción inversa, presidida por un credo y no por la sana guía de la duda". Para Horrach, el juez ha sucumbido a la "contaminación judicial por la influencia de los medios de comunicación" y practica una "instrucción a la carta", donde confunde la función de juez y de las partes acusadora.
El cambio de criterio del juez
Buena parte de su escrito de 62 páginas del recurso, lo ocupa en trascribir párrafos del auto de juez de marzo del 2012 en que rechazó imputar a Cristina de Borbón, como pedía la acusación popular, y del de enero del 2014 en que "se desprecian indicios de notable fuerza exculpatoria" y cambia de criterio. "¿Por qué lo que era blanco y transparente en el año 2012 muta a oscuro y con tintes criminales en el año 2014?", se pregunta el fiscal, que no observa nuevos datos relevantes que justifiquen el viraje del instructor, quien ha investigado el blanqueo y los delitos fiscales siguiendo el camino marcado por la Audiencia cuando le tumbó parcialmente una imputación más amplia de hermana del Rey.
"Afirmar, siguiendo la doctrina de la ignorancia deliberada, que Doña Cristina de Borbón se puso 'una venda en los ojos', exige constatar dos circunstancias, una que con carácter previo hubiese detectado o advertido la existencia de hechos o acciones anteriores reveladores de finalidades ilícitas, y otra, simultánea y posterior, la realización de actos propios que coadyuven al propósito fraudulento antes detectado, 'mientras mira a otro lado'. Ni una ni otra siquiera se vislumbran", apunta Horrach.
Responsabilidad penal
"Que ambos sean cónyuges y copartícipes de una entidad mercantil no genera un trasvase de responsabilidad penal", precisa el fiscal de la posición de Cristina de Borbón en relación a Aizoon, la sociedad que comparte con Urdangarin.
Para el fiscal, no hay indicios de que ella conociera o sospechara de las conductas ilícitas de su marido en el Instituto Nóos, que desvió más de un millón de euros a la sociedad compartida. Socia no es lo mismo que administradora de hecho precisa el fiscal, que sigue sin ver efectos penales sobre los propósitos ilícitos descritos por el juez, como los cargos a Aizoon de la contratación del personal doméstico, los gastos de fiestas, viajes al extranjero o reforma y decoración del palacete de Pedralbes. Ni tampoco por el uso de la sociedad para canalizar los ingresos de asesorías a empresas de su marido y menguar así la factura fiscal. Para Horrach, Cristina de Borbón firmó actas, pero era ajena a la gestión y no estuvo evasiva en su declaración, sino que no dijo lo que el instructor quería oír.